Debido al aumento de la energía sísmica sostenida desde hace un par de días, el Servicio Nacional de Geología y Minería (Sernageomin), entregó el reporte especial de actividad volcánica del volcán Villarrica, donde informó registro de cenizas, entre otras señales. Debido a esta actividad se decretó alerta naranja en el volcán. Esto significa que hay variación significativa de actividad y se espera un posible aumento de ella. Sobre esto, hoy en Palabra Que Es Noticia conversamos con el geólogo e investigador del Centro de Investigación para la Gestión Integrada del Riesgo de Desastres, CIGIDEN, Felipe Aron.
¿Qué significa esta alerta naranja?
“La alerta naranja implica un monitoreo más constante de una zona de exclusión y refleja una preocupación para estar alerta sobre el desarrollo de la actividad volcánica. El volcán Villarrica es uno de los volcanes más activos de Sudamérica y tiene episodios de actividad de forma recurrente. En este momento, estamos experimentando uno de estos episodios. Los expertos están vigilando de cerca su comportamiento para determinar si esta actividad podría escalar. Los volcanes son dinámicos y tienen historias geológicas que abarcan miles de años, por lo que pueden atravesar diferentes ciclos. El Villarrica ha sido particularmente activo, y en la actualidad estamos en un período de alta actividad, pero predecir una posible erupción es una tarea difícil”, señala Felipe Aron.
¿Podría existir un riesgo significativo en los alrededores?
“El riesgo asociado al volcán Villarrica se relaciona principalmente con la generación de lahares, que son flujos de lodo y material volcánico. Este volcán ha tenido al menos cuatro erupciones en años recientes, en 1948, 1964, 1971 y 2015, esta última siendo la más relevante recientemente. Las erupciones anteriores han generado conos volcánicos y flujos de lava que generalmente permanecen en la zona. Sin embargo, el riesgo se encuentra en que el calor de la erupción puede derretir rápidamente la nieve en las laderas del volcán, lo que puede desencadenar aluviones de lodo y escombros en áreas cercanas. La localidad de Calafquén podría ser particularmente vulnerable a estos lahares”, indica el geólogo.
“En términos de ceniza volcánica, los vientos pueden llevarla hacia Argentina, afectando a las áreas cercanas allí. La ceniza puede tener impactos en la ganadería en Chile. En resumen, los riesgos principales están asociados con los lahares y la dispersión de ceniza”, afirma Felipe Aron.
¿Cuándo los especialistas pueden anticipar la actividad de un volcán?
“En términos de predicción, las ciencias de la Tierra actualmente solo pueden predecir el tiempo meteorológico. Respecto a los terremotos y la actividad volcánica, estamos lejos de poder prever cuándo ocurrirán con precisión. En estos casos, la predicción se basa en la manifestación directa del evento”, asegura el geólogo.
“La actividad volcánica es un proceso que se desarrolla lentamente, y las señales de advertencia incluyen la observación de fumarolas y emisiones de gases, pero estas señales son parte de la construcción del evento en sí y no siempre son definitivas. Cuando no hay señales evidentes de actividad, es difícil anticipar una erupción. Las erupciones volcánicas suelen manifestarse cuando el volcán ya está experimentando actividad visible o cuando hay señales claras de un inminente evento eruptivo”, sostiene Felipe Aron.
¿Por qué se toman medidas tan preventivas?
“Por todas estas incertidumbres que tenemos. Hay otros factores más; Pucón está a 15 Km más o menos del volcán estando fuera del radio del volcán, dicho eso, de todos los volcanes que tenemos en Chile, este es uno de los más cercanos a centros urbanos importantes en el país. La zona volcánica sur es la que eventualmente podría genera más daño. Pero qué pasa, es que no sabemos si esto se gatilla en horas, o en días, o en semanas, o se calma”, asevera el geólogo.
“En el verano las carreteras se atochan por la cantidad de gente que hay, y en el caso del momento en que se gesta la erupción y empieza a ocurrir producción magmática de ceniza, lo primero que se empieza a afectar es lo más cercano al cráter y empezar a evacuar desde ahí se hace cada vez más difícil, por lo que se puede generar un caos vial significativo”, concluye en Palabra Que Es Noticia Felipe Aron, investigador del Centro de Investigación para la Gestión Integrada del Riesgo de Desastres, CIGIDEN.