Hoy en Palabra Que Es Noticia conversamos con el ministro de Justicia, Luis Cordero.
El ministro de Justicia solicitó la disolución de la Democracia Viva por incumplimientos tributarios, tras las denuncias de eventuales irregularidades en contratos entre la fundación y la Seremi de Vivienda de Antofagasta. Uno de los temas que marcó también las últimas horas fue la controversia que generó la carta que presentaron 27 reos de Punta Peuco de obtener una “conmiseración” para obtener beneficios judiciales. En el texto, los exuniformados reconocieron parte de su responsabilidad en las violaciones a los derechos humanos y al mismo tiempo, argumentaron que deberían ser sus superiores y no ellos quienes enfrenten las consecuencias.
¿Cuáles son algunas miradas de esta conmemoración de los 50 años?
“Lo que respecta a nosotros como Ministerio, me quedo con haber podido culminar el proceso del Programa Nacional de Búsqueda. A pesar de las diferencias, al menos existe consenso en que el desarrollo de este programa constituye una obligación mínima de reconciliación. Y que es una manera no solo de sanar y reparar a las víctimas, sino también al país. Me quedo con eso, con esta parte del proceso de diálogo incluida en las conversaciones de este proyecto y su aprobación. Es un compromiso que, a veces, es difícil de mantener, pero sigue siendo relevante. Creo que, dado este contexto, espero que el compromiso que ha existido no sea solo por la conmemoración. Sino que sea un compromiso permanente y sea una de las prioridades del Ministerio”, señala Luis Cordero.
La memoria parece que siempre está en disputa. ¿Por qué en estos 50 años aparecen estas miradas negacionistas? ¿Tiene que ver con intereses electorales?
“Puede ser que la memoria sea ineludible, pero como un ejercicio continuo, no como un ejercicio que deba enfocarse cada década. Chile ha hecho esfuerzos en términos de justicia, verdad y garantías de no repetición, y puedo complicarlo con el trabajo de Primo Levi y su libro de 1986, que es bastante interesante en cuanto a cómo comienza y termina. En él, Levi afirma que con el tiempo, la memoria se disuelve, y por eso las sociedades deben comprometerse con ella, porque puede desaparecer. La sociedad chilena, en ese sentido, ha dejado que los informes queden en las bibliotecas y que los antecedentes y condenas se queden en los pasillos, como si fueran solo problemas judiciales y de las familias de las víctimas”, indica el ministro de Justicia.
“La memoria debe ser un ejercicio activo en la política, en las escuelas y en los medios de comunicación. Y lo que sucede es que nos encontramos con una conmemoración que comparan con los 40, 30 y 20 años, y una de las cosas que tenemos es elogiar el olvido. Y volviendo a Primo Levi, el diálogo con los jóvenes es fundamental. Es muy relevante. El gran desafío que tenemos no solo es un compromiso, sino que las rendiciones de cuentas y actividades sean frecuentes cada año, no para tratar de revivir el pasado, sino porque es la única forma de asegurar que la democracia se proteja”, asegura Luis Cordero.
¿Cómo se mide la inmensidad de ese dolor, con el horror? ¿Usted cree que ese fue el precio que se tuvo que pagar para la transición?
“Tu columna tiene una gran virtud, Pablo, para escribirla solo utilizas documentos públicos. Citas el Informe Valech, que está disponible para todos, y la pregunta es: ¿Cuántos de nosotros hemos conversado con los jóvenes sobre lo que está ahí? Entonces, cuando hablamos del pacto de la transición, olvidamos que los informes están ahí. Y cuando se publicó el Informe Rettig, fue desacreditado por la oposición y las Fuerzas Armadas. Pero con el tiempo, pocos lo ponen en duda”, afirma el ministro de Justicia.
“Lo que quiero decir con esto es la importancia de que se nos recuerde de manera implícita que los testimonios son reales y están ahí para ser leídos por todos. La única manera de evitar que esto suceda es que tengamos estos aspectos presentes. Mirar el horror puede ser ingrato para muchos, pero si no lo hacemos, con el tiempo la memoria desaparecerá. Para lo que implicó el golpe en Chile, es conveniente enfrentarlo. Existe una responsabilidad colectiva, no solo política, sino de los adultos, para que esto sea parte de nuestro diálogo educativo”, añade.
Con respecto a la carta de los reos de Punta Peuco, ¿cuál es la pertinencia que usted ve en esta carta?
“Hay que distinguir el plano político y jurídico. A mí me parece que la carta tiene un mérito, que es el reconocimiento por parte de los perpetradores de que en Chile ellos cometieron violaciones a los derechos humanos. Es importante destacar que en el pasado, varios de los que suscriben esa carta negaron estas violaciones. Varios de ellos no son simplemente subordinados, sino que ocuparon posiciones de responsabilidad. Hay algo relevante aquí. Además, la carta está a favor de quién está escrita. Quienes la escriben son personas que tienen una responsabilidad directa en los hechos y que, además de eso, mantuvieron estas categorías profesionales y siguieron ascendiendo. Digo esto porque cuando se habla de conmutación, lo que estamos hablando es sobre la idea del dolor ajeno. Eso es lo que debemos sentir por las víctimas, los familiares y no solo por quienes sufrieron tortura”, asevera Luis Cordero.
“Este delito debe ser uno de los más horrendos de los delitos de lesa humanidad, porque es un delito que no permite que las familias cierren el círculo del duelo. Es muy difícil. Me parece que en este contexto, la carta no dimensiona este factor, que es muy relevante. Reconozco que reconozcan las violaciones, pero insisten en que esto es algo que forma parte de los antecedentes judiciales y que los perpetradores tienen información sobre los detenidos desaparecidos. Desde el punto de vista jurídico, los argumentos que plantean, como el del general Martínez, vuelven a plantear esta tesis, en la que sus trayectorias profesionales ascendieron basadas en los crímenes que cometieron”, comenta el ministro de Justicia.
“Hay testimonios de personas que se resistieron a la comisión de estos crímenes. En otros países del mundo donde ha habido crímenes similares, como Brasil o Argentina, en los juicios que se realizaron en los años 50 y 60, los argumentos tenían un punto central: había un consenso en que los crímenes de lesa humanidad no podían ser atenuados con diferentes matices”, agrega Luis Cordero.
¿Qué impacto puede tener la disolución de la fundación Democracia Viva?
“Lo que ha hecho el Departamento de Personas Jurídicas del Ministerio de Justicia es terminar el proceso de fiscalización de Democracia Viva con todos los hechos que ya son de conocimiento público y la convicción formada en el departamento con los antecedentes disponibles y que están extensamente detallados en el oficio dirigido por el subsecretario al Consejo de Defensa del Estado. Es que Democracia Viva ha incumplido gravemente los estatutos y el objeto social para el cual fue establecida. Esto justifica su disolución o la solicitud de disolución, entre otras cosas porque el incumplimiento del objeto social ha desnaturalizado el objeto legal para el cual están configuradas las actividades sin fines de lucro y en general tienen como propósito la educación y otros intereses relacionados con el interés público”, plantea el ministro de Justicia.
¿Se quedó en la cena que hicieron con el ex ministro Giorgio Jackson?
“Lamentablemente, no pude asistir porque tenía una agenda muy apretada, pero me habría encantado. Creo que las acusaciones en su contra me parecen completamente injustas”, concluye en Palabra Que Es Noticia Luis Cordero.