Hoy en Palabra Que Es Noticia conversamos con el historiador y profesor de Literatura Latinoamericana y estudios culturales de la Universidad de Princeton, Michael Lazzara.
Desde la caída de la dictadura de Pinochet en 1990, en Chile se ha evitado abordar la complicidad civil. Centrándose en condenar a los militares. Sin embargo, se reconoce que numerosas personas en la sociedad chilena jugaron un papel en violaciones de derechos humanos. Ya sea por beneficio personal o un sentido de deber patriótico. También hubo quienes respaldaron el programa económico de Pinochet mientras ignoraban los crímenes de la época. En el libro “Obediencia civil: Complicidad y complacencia en Chile desde Pinochet”, Michael Lazzara argumenta que la actual sociedad chilena es resultado tanto de la complicidad como de la complacencia.
¿Cuándo comenzaste a escribir este libro?
“Yo vengo trabajando en esto desde hace mucho tiempo, hace 10 años. He sido estudiante y profesor de la transición. Pero empecé a gestar este libro en 2010. Y tardé ocho años en escribirlo”, señala Michael Lazzara.
Llegaste al convencimiento de esta combinación civil-militar dentro de la dictadura. ¿Cuáles son algunos de los conceptos centrales que planteas en tu libro?
“Había un momento cuando empecé a escribir esto, ese término es un fenómeno más reciente porque se ha ido tomando conciencia de la participación de los civiles. La dictadura de Pinochet no fue una excepción en ese sentido porque sin ese aparato de civiles no pudo haberse instaurado una dictadura como la de Pinochet”, indica el historiador.
¿Qué te llevó a escribir este libro?
“Decidí escribir este libro en base a un elenco de personajes, pero mi criterio fue que habían hablado o aparecido en entrevistas, así que no fue al azar. Mi propósito es generar un abanico amplio de la complicidad, reconociendo que la complicidad se entiende por grados. Hay gente cercana a los líderes de la dictadura y otra mucho más distante. Hay un espectro donde caben personajes como Mariana Callejas, que participó en el crimen de Prats, o figuras que fueron observadores laterales de los crímenes, quienes sabían y no hablaban”, afirma Michael Lazzara.
Es como un tejido o una red que es invisible y se expande por muchos lugares y no tiene que ver solo con los personajes en el poder, ¿a eso te refieres?
“A eso me refiero. Un cómplice puede ser cualquier persona que no reconoce pero a sabiendas de que hay cosas pasando alrededor. Hay casos de vecinos que vivían al lado de un centro de detención, hay otros casos como el de Jorgelino Vergara, que fue aliado del Mamo Contreras, no mató a nadie pero se ensalzó como un héroe”, asegura el historiador.
¿Estas personas cuánto sabían de cómo se estaba desarrollando esta dictadura en muertes y torturas sistemáticas?
“Es difícil de saberlo, pero yo creo que casi todos estaban en total conocimiento. Sabemos gracias a mucha documentación que Pinochet sabía perfectamente lo que pasaba en todos los lugares”, asevera Michael Lazzara.
¿Cómo has visto la situación del negacionismo?
“El negacionismo, el hecho de que exista, es difícil de creer, pero existe en todas partes. Hay que estar muy atentos al surgimiento de las derechas, que es un síntoma de un fenómeno más global”, sostiene el historiador.
¿Qué tan cómplice es el empresariado en nuestro país como parte del concepto de «cómplice pasivo»?
“Ese es un tema que se ha tocado menos en Chile y en Argentina se ha hecho más. En Chile, el periodista que más ha delatado este aspecto ha sido Javier Rebolledo, pero las empresas sustentaron esto. Muchas figuras que son los complacientes, que son los que lucraron, pero fueron ex revolucionarios que cambiaron en el tiempo, como Max Marambio. En el caso de Marco Enrique Ominami, es el tema intergeneracional porque es alguien más joven, porque tiene esa doble herencia, de su padre adoptivo, Carlos Ominami, que era de la Concertación e hijo de Miguel Henríquez, el legendario líder del MIR”, plantea Michael Lazzara.
Si se pone foco en lo que fueron las dictaduras en América Latina, ¿es viable decir que el «éxito» de la dictadura se dio en parte por la complicidad?
“Es nuevamente el viejo tema del excepcionalismo como un tigre económico como la mejor de las economías y eso se ha celebrado independientemente de la grave desigualdad económica que existe en el país. A pesar de todo lo que se ha logrado, Chile sigue siendo uno de los países más desiguales”, plantea el historiador.
¿Hay que distinguir a estas dictaduras de otras en América Latina?
“Yo creo que, por ejemplo, siempre se observa en Argentina que los generales en la guerra de Argentina salieron como desprestigiados, obviamente vinieron otros episodios donde vino el lapso de Menem donde no hubo mucha justicia, en Chile fue al revés, porque Pinochet salió con el apoyo de la mitad de los chilenos. Leí que en los últimos años, hay como un 36% de apoyo a Pinochet actualmente”, fundamenta el profesor de Literatura Latinoamericana y estudios culturales de la Universidad de Princeton.
¿Qué comentan tus pares chilenos acerca del escenario que se vive por la conmemoración de los 50 años del Golpe de Estado?
“Están todos decepcionados porque se hubiera pensado de que hubiésemos tenido una conversación más profunda, pero en lugar de eso, hay una polarización muy grande”, concluye en Palabra Que Es Noticia Michael Lazzara.