La música chilena se encuentra de luto, tras el fallecimiento de Carlos Fonseca, el histórico manager de Los Prisioneros, quien estuvo luchando contra un cáncer de pulmón. El histórico manager del rock nacional representó, además, a proyectos como Aparato Raro e Inti Illimani, siendo un personaje vital y fundamental en la contribución del cancionero local.
En Palabras Sacan Palabras conversamos con los músicos: Miguel Tapia, exmiembro de Los Prisioneros, y Manuel García, abordando la reciente partida de Carlos Fonseca.
Miguel, Carlos apostó desde un principio en ustedes aportando instrumentos y en las primeras grabaciones. ¿Qué es lo que más recuerdas de él y qué tan importante fue en la trayectoria de Los Prisioneros?
Miguel: «Carlos es importantísimo en la historia de Los Prisioneros. Sin duda, yo podría decir que fue el “cuarto prisionero”. Fue fundamental en la historia de la banda, fue quien la descubrió y muchos ya saben la historia. Él se conoce con Jorge en la universidad y Carlos tenía su disquería y siendo un amante de la música, muy inquieto en conocer y aprender. Descubrió y conoció los demos que estábamos haciendo en aquella época como Los Prisioneros y quedó muy entusiasmado. Le llamó mucho la atención lo que estábamos haciendo y fue nuestro apoyo desde un principio, esa es la verdad», responde Miguel Tapia.
En esas conversaciones, recoge toda la inquietud y energía juvenil que tenían ustedes en ese entonces y también les amplía el horizonte musical, les muestra nueva música y nuevos discos. ¿Cómo fue eso?
Miguel: «Descubrir la disquería, donde su padre era dueño, fue descubrir un universo de música, de estilos. Eso fue primordial y básico en lo que fue el trabajo y la creación y el futuro musical de Los Prisioneros. Ahí escuchábamos todos los días música. Yo trabajé en Fusión por un tiempo, Jorge González también trabajó mientras estábamos madurando el proyecto de Los Prisioneros. Carlos estaba ahí con toda su energía y las ganas de organizar cosas, de pensar en que se podía hacer un movimiento musical importante en ese momento. Con lo que decían las canciones de Los Prisioneros y el movimiento musical que se estaba formando también paralelo en la universidad. Así que Fusión y Carlos fueron básicos para la música de la banda», responde el músico.
Manuel, tuviste a Carlos Fonseca como tu manager. ¿Cómo lo recuerdas?
Manuel: «Un abrazo a toda la gente que lo recuerda con amor, primero que nada. Carlos fue fundamentalmente, así como cuenta Miguel, en lo estructural. Siempre fundamental para poder enfocar una carrera musical. Sin duda Carlos Fonseca tiene los rasgos en su personalidad de lo que son los genios, tan controvertido como afable y luminoso. Él entendía las cosas de una manera que nadie más lo hacía en la música. Conmigo hizo varios planes en el papel, que cuando yo los miraba decía “o Carlos está loco o es un genio”. Resultaba siempre más genio que loco por los cálculos que hacía, las maneras en la que me decía “al otro año ya calculo que cuando estemos en Viña…”, y yo decía “cuando voy a ir a Viña con mis canciones si hace años que un cantautor no va para allá», en fin, sacábamos cuenta y él hacía su jugada.
«Era un hombre muy pendiente de la música, de actualizarse, de conocer de manera superholística el arte de manera universal. No se quedaba solo en el negocio de la música, sino que le interesaba lo nuevo, lo interesante. Era un buscador incansable. Siempre estaba estudiando y trabajaba de sol a sol. Trabajaba casi sin descanso, cosa que a mí siempre me preocupaba. Siempre le decía “Carlos, estamos exagerando la nota un poco, nos va a pasar la cuenta el cuerpo”, porque lo veía que trabajaba de sol a sol sin parar y se obsesionaba en lo que hacía. Así también él obtenía muchos resultados, pero un hombre inquieto, seguramente alguien que va a dar mucho que hablar todavía, muchas cosas que descubrir en él.
«Su método, su disciplina, su entrega, su visión y también sus contradicciones son parte de un hombre que ha sido fundamental en la formación de la carrera de muchos artistas. Yo soy agradecido de haber tenido la oportunidad de compartir una parte del camino tan importante con él», expresa Manuel García.
¿Qué era lo que él tenía en sus complejidades y contradicciones que fueron parte de su genialidad?
Manuel: «Nosotros no teníamos problemas con Carlos en poner en la mesa un montón de diferencias que teníamos a veces con respecto hacia donde iba un proyecto musical: cuáles eran los fundamentos filosóficos para hacer algo; dónde debíamos apostar de repente una inversión económica; con qué gente íbamos a trabajar; qué cosas íbamos a incorporar o no en una gira, aspectos tanto logísticos como técnicos y humanos, entonces por supuesto que a veces teníamos diferencias. Lo interesante era siempre poder resolverlas en el ámbito del trabajo y luego conservar lo mejor posible la relación humana, la parte de amistad, cariño, complicidad que hubiera».
«No era para él algo que ocultar ni para mí, tampoco en la época en la que trabajamos juntos en que teníamos ciertas diferencias respecto a cómo abordar ciertos aspectos del trabajo y muchas veces juntarnos en mesas de amigos y de otra gente. Por ejemplo, pudiéramos hablar de Carlos Salazar, o a veces también de gente de la música como Oscar Sayavedra, un montón de gente que eran como aliados y parte de los trabajos. A veces discutíamos entre todos los asuntos, donde teníamos diferencias con Carlos, lo hacíamos de manera sana. Pero esa obsesión que a él le daba a veces con una idea, y Miguel lo debe conocer bien, que él se obsesionaba y cuando había que peleársela se daba, pero había que tener un equipo creativo como de 10 personas para llevarle la contraria y era parte del ejercicio de tener en el fondo que pensar muy bien a la hora de dar un paso con Carlos Fonseca, porque una vez armado un plan, no retrocedíamos ni siquiera un pelito, había que trabajar muy duro y enfocarse de lleno».
¿Cómo fue el momento inicial, cuando eran chicos y se juntaban en Fusión?
Miguel: «Fusión era una disquería de los 80’ que está ahí en el drugstore. Ahí pasaban muchas cosas, se escuchaba mucha música y era un espacio donde había mucha creatividad en un momento bien especial en el que estábamos viviendo cuando partió todo. Quiero resaltar un poquito, lo que decía Manuel, el tema del trabajo de Carlos. Carlos era demasiado trabajólico y Manuel lo dice, “cuidado que nos va a pasar la cuenta”. Yo creo que Carlos descuidó algunas cosas por su trabajo»
«Con Carlos nos conocemos hace 40 años y nunca yo tuve una distancia con él. Siempre mantuvimos el contacto en las temporadas, en la época en que no existían los prisioneros y después de la primera separación de los prisioneros tuvimos contacto con Carlos. Después de todo lo que fue el año 2004 hasta el día de ayer, siempre mantuvimos contacto con Carlos y muy cercano por diferentes razones. Solamente puedo decir que lamento mucho esto y me ha afectado con mucho pesar, con mucha pena por su partida. Porque teníamos proyectos pendientes, quedamos con dos cosas pendientes que estábamos por lanzar de Los Prisioneros y esta enfermedad lo atacó muy rápido», añade Tapia.
¿Esos proyectos serán viables sin Carlos?
Miguel: «Sí. Yo los voy a seguir empujando para sacar esos dos proyectos que teníamos pendientes, pero en realidad hay más de dos. Quedaba bastante material. Carlos se retira como productor y al poco tiempo nosotros con Jorge dejamos de tocar, pero ahí hay mucho material de Los Prisioneros que estuvo guardado, que Carlos lo guardó», responde el entrevistado.
¿Material en vivo?
Miguel: «En vivo, imágenes audiovisuales, hay material de la época de Fusión, demos de esa época, etcétera. Entonces, todo eso lo teníamos con Carlos proyectado. Así que, yo tengo toda la intención de seguir empujando para cerrar este ciclo. Que era lo último que queríamos con Carlos, cerrar con todo lo que tenía que ver con la historia de Los Prisioneros».
¿Cuáles fueron tus conversaciones más sentidas? ¿Qué es lo que ahora recuerdas de la intimidad y la conexión humana con Carlos?
Miguel: «Yo no soy muy bueno para estar contando las partes más íntimas o personales o románticas de nosotros. Solo te puedo decir que con lo que yo me he quedado, el haber compartido una historia muy importante con un tipo muy querido. Manuel lo describió muy bien: trabajólico y con muchas ideas. Creo que por lo mismo no se alimentaba muy bien y muchas veces le dije “Carlos, cuídate”, porque yo creo que Carlos era muy joven. Entonces, claramente, su partida es fuerte para nosotros y para toda la gente que lo queremos y ha estado con él tantos años en las buenas y en las malas y por eso es muy penoso», concluye Miguel Tapia en Palabras Sacan Palabras.