Producto de las intensas lluvias de junio, un grupo de expertos acudieron a la Cuenca Alta del río Maipo para comprender el comportamiento del evento hidrometeorológico y su impacto desde diferentes aproximaciones metodológicas. Este estudio resultó en el informe hecho por Cigiden, que también consideró la detección y ubicación de otras amenazas como deslizamientos, caídas de rocas e inundaciones. Y revelaron que hubo una sobresaturación del suelo por la intensidad de las precipitaciones. Sobre esto, hoy en Palabra Que Es Noticia conversamos con Katherine Campos, investigadora de Cigiden de la línea “Cultura del Desastre y gobernanza del riesgo”.
Cuéntanos en términos generales, ¿Qué es lo que hacen ustedes?, ¿cuál es el objetivo de la investigación perfecto?
“Cigiden es un centro FONDAP-ANID, es un centro de excelencia financiado con dinero del Estado donde un grupo de universidades son parte de este centro de investigación en el que participan investigadores de diferentes disciplinas que investigan temas de desastre. Ahora en específico respecto a estos informes, una de las misiones, por supuesto es levantar información que sea pertinente y relevante para poder de alguna manera colaborar cierto con la política pública e ir mejorando también nuestras políticas en gestión y reducción del riesgo de desastre en el país. Cuando ocurrieron las inundaciones de junio el centro de investigación se desplegó en la zona del Maipo”, señala Katherine Campos.
“Estuvimos también trabajando en la cuenca del río Mataquito y en la cuenca del río Maule con equipos multidisciplinarios. Es decir, acudíamos en el caso del río Maipo, acudieron geólogos e ingenieros a la parte alta, y en la parte baja en la desembocadura, estuvieron trabajando sociólogas, geógrafos, etc., analizando justamente cuál había sido el impacto de ese desastre. Esto nos permitió elaborar dos informes que ya están disponibles en línea. Uno de ellos justamente el análisis del evento que ocurrió en junio en la cuenca del río Mataquito y el río Maule y el otro es sobre el río Maipo, ambos enfocados principalmente en el evento en junio”, indica la investigadora de Cigiden.
“Pero en el caso del río Mataquito y Maule tenemos un nexo donde uno de los investigadores hizo un análisis comparativo de lo que había ocurrido entre el evento de junio y agosto para ver si efectivamente el evento había sido de similares características o no y una de las importantes conclusiones que arroja ese anexo, es que justamente en el caso del evento de junio, fue mucho más repentino por decirlo así, en el sentido de que el peak de aumento de precipitaciones o del caudal, fue mucho más rápido y más violento. Aquí un poco se condice bastante con la experiencia de las personas justamente en el territorio, lo que las personas nos comunicaban en comparación con el de agosto es que más bien llovió en toda la cuenca y de alguna manera las precipitaciones se distribuyeron a lo largo de toda la cuenca”, explica Katherine Campos.
“El de junio tiene características especiales que fue lluvia en alta cordillera y lo mismo ocurrió también acá en el Maipo lluvia en alta cordillera con alta temperatura, no llovió tanto en la cuenca baja y aumentó repentinamente el caudal, dejando las consecuencias que hoy conocemos”, complementa la investigadora de Cigiden.
¿Qué implicancias tiene esto, no solo consecuencias geomorfológicas, sino que también en las personas de las comunidades?
“Nosotros creemos que esto lo tiene que analizar la autoridad pertinente, los procesos de traslado y relocalización son procesos bastante complejos, hay mucha evidencia científica y también experiencias de políticas públicas en otros países sobre procesos de relocalización. Por lo tanto no son esas nuestras recomendaciones, nuestro análisis no va necesariamente en esa línea solo tiene que analizar en su mérito, la autoridad pertinente, pero sí, lo que relevamos son algunos elementos que hay que hay que tener en cuenta”, comenta Katherine Campos.
“Uno, es que efectivamente la sequía ha generado ciertas formas de comportamiento de la población, no solo en estas cuencas, o sea, ahora pasó algo en estas cuencas, pero en distintas cuencas, a lo largo de Chile donde nos comportamos como si el río no fuera a crecer. Bueno, como decía, dado cierto esta idea de que parece que no fuera de nuevo el río a cobrar su espacio empezamos a utilizar también zonas que eran de ríos. Y empezamos a utilizarlo con distintas actividades, puede ser activas productivas, pero también eventualmente habitacionales”, explica la investigadora de Cigiden.
“Dentro de las recomendaciones de este estudio, es analizar dado también el contexto de crisis climática y que estos eventos hidrometeorológicos que ocurrían cada cierto tiempo se pueden hacer más intenso en el futuro o se pueden hacer repetitivos”, agrega.
¿Entonces también hay algo de responsabilidad de la autoridad que se establecen esas casas en esos lugares o no?
“La responsabilidad de la autoridad es importante, bajo ningún punto de vista estoy como responsabilizamos a las personas, directamente. Puesto que la autoridad es la que tiene que justamente prever que hay zonas de mayor exposición y hay zonas que podrían resultar mayormente afectadas. Y eso es a través de los instrumentos de planificación territorial que debe establecer zonas de riesgo. Lo que sí es necesario, es actualizar y eventualmente revisar esas zonas de riesgo, que a lo mejor bajo un contexto de 10 o 20 años atrás. A lo mejor eventualmente no eran una zona de inundación tan compleja, pero dado los eventos posteriores lo que proponemos realizar es revisarlos”, concluye en Palabra Que Es Noticia Katherine Campos, investigadora de Cigiden de la línea “Cultura del Desastre y gobernanza del riesgo”..