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Por Equipo Futuro.cl
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En los últimos años, el narcotráfico ha experimentado un aumento significativo en términos de violencia, generando una situación sin precedentes en la historia delictual del país, donde las autoridades se enfrentan a un desafío sin igual, con narcotraficantes que dominan áreas urbanas y un alarmante aumento en la posesión de armas de fuego.
En Palabras Sacan Palabras conversamos con el periodista Jorge Molina, de su libro «Chile Narco», y del aumento significativo del narcotráfico y violencia en el país. El escritor, a través de su libro, presenta casos de gran relevancia pública: desde sicarios y narcotraficantes extranjeros hasta operaciones masivas de lavado de dinero y envíos importantes de drogas a Europa, constituyendo una investigación sin precedentes sobre la infiltración del crimen organizado en Chile.
¿Cómo encontraste la forma de orientar este libro como algo novedoso?
«Lo que me pasó en un momento fue que me pregunté: ¿cómo contarle al mundo sobre el narco de ahora? Todos saben que el narcotráfico es malo y que operan en lugares vulnerables, así que tenía que contarlo a través de historias reales. Me interesaba mostrar cómo la palabra «narco» se ha naturalizado y cómo las bandas han empezado a crecer y modernizarse. Siempre se pensaba que era algo concentrado en ciertos lugares, pero este concepto del narco se expandió por todo el país».
«Por mucho tiempo, nos tragamos la idea de que Chile era solo un país de paso para el narcotráfico, pero la realidad es que se ha arraigado aquí. El narcotráfico se ha convertido en una cultura. Entonces, contar sobre el narco para mí era contar historias separadas, como la de una mujer que lavaba dinero y el caso del Tren de Aragua, que para muchos es el epítome del crimen organizado. A finales de 2018, la criminalidad en Chile comenzó a cambiar, con la comisión de una pluralidad de delitos, sin quitarle espacio a los colombianos, que manejan la cocaína en Chile», expreso el periodista Jorge Molina
¿Cómo actuaron las autoridades durante los años respecto a la escalada del narcotráfico en Chile?
«Marca un punto de inflexión, pero lo que creo que vale decir es que durante muchos años, las autoridades no creían en esto. A principios de los 2000, si haces un recorrido de cómo se hacen las modificaciones en la ley, se demoraron mucho en tomar medidas más fuertes».
«Hay un fiscal en la zona norte que tuvieron que cambiar de región, él iba por una ciudad al norte, pero no lo menciono, y apareció una persona que lo amenazó con un arma y por eso decidió que tenía que salir de ahí. Descubrieron que todos los días, una pareja relacionada con el Tren de Aragua se colocaba a 200 metros de la fiscalía y descubrieron que entraron a la fiscalía con un fusil con mira. Entonces, es solo cuestión de tiempo, puede pasar o no, pero el estado de cosas indica que en algún momento podría suceder. En el libro, hay historias de amenazas, como la de una mujer común y corriente que termina lavando dinero para el narcotráfico y les llevó 15 años pillarla», declara el autor de “Chile Narco”.
¿Ya no es la imagen del narco tapado en joyas de oro, verdad?
«Porque hay mucha narco subsistencia, de ahí es donde se ve que el narco que es más grande ya no está en la población, ya no quiere destacarse, trata de que sus hijos no vivan en lo mismo. No se va a Vitacura o a Las Condes, pero se va a La Florida y aquí, en este libro, está el caos de ello. También está el caso de la jueza que ayudó a su hijo narco, pero la gracia es que como la pillaron y en eso, cómo fueron hilvanando, fue un trabajo de lujo de la Policía de Investigaciones»
«Yo creo que esa es una gracia de la historia, y la historia que hay detrás del cartel de Sinaloa, es grande, no es como que vaya a vender 250 kilos, son millones de dólares en verdad. Cuando mataron a Pecci, los fiscales, la verdad, es que todos cayeron en el horror porque muchos hablaban diariamente con él. Entonces, a todos les dio miedo y de pronto, a partir de esto, como que la fiscalía nacional se avispó. Si bien había un documento, no servía para nada. Solo era una suerte de protocolo, y ahí empezaron a cambiar, autos blindados, botones de pánico y primero se empezó a reducir el universo de fiscales y hoy hay cinco o seis que están en la macrozona norte», responde el escritor.
¿Sientes que estamos en un punto de no retorno?
«Estaba entrevistando hoy a un fiscal y yo le preguntaba, ¿quién estaba agarrando las riendas? Y la fiscalía le ha dado un buen uppercut al crimen organizado y decía que los avances no tienen que ser gigantes, sino como hormigas, uno detrás del otro», concluye el periodista y escritor Jorge Molina en Palabras Sacan Palabras.