En agosto de 1999, Los Tres brindó al mundo su quinto álbum, «La Sangre en el Cuerpo». La obra, como ya sabríamos por entonces, sería la última de la formación clásica del grupo de Concepción.
Este disco representa un hito en el rock chileno. Y sigue siendo una joya musical de incalculable valor que resuena con pasión y profundidad lírica.
Los Tres y «La Sangre en el Cuerpo»
El viaje musical que nos ofrece «La Sangre en el Cuerpo» comienza de manera magistral con «Lo que Quieres», una canción que sumerge al oyente en la intensidad lírica y musical que caracteriza todo el álbum. Álvaro Henríquez, con su voz inconfundible, se convierte en nuestro guía a lo largo de un emocionante recorrido que fusiona el rock alternativo con las raíces folclóricas de Chile.
A medida que avanzamos en este viaje sonoro, nos encontramos con «Morir de Viejo» y «Agua Fría», canciones que destacan por sus letras profundas y la capacidad de la banda para crear paisajes sonoros emotivos. «No me Gusta el Sol» y «Donde Sea» mantienen viva la llama con su energía contagiosa y letras ingeniosas que invitan a la reflexión.
Un punto culminante del álbum es «El Rey del Mariscal», una pista que demuestra la versatilidad de Los Tres al fusionar géneros de manera magistral. «Feria Verdadera» y «No me Falles» profundizan en temas personales y sociales con una perspicacia lírica aguda que revela la madurez artística de la banda.
Repertorio eterno en el final
Conforme avanzamos en el repertorio, nos encontramos con «La Respuesta» y «Caudillo de Congrios», canciones que continúan tejiendo una narrativa musical cautivadora. El álbum culmina con «Rompe Paga» y «La Sangre en el Cuerpo», dos pistas que cierran con una emotividad que deja una impresión duradera en el corazón del oyente.
Cuando han pasado 24 años de su lanzamento, «La Sangre en el Cuerpo» de Los Tres es una obra maestra musical que trasciende las décadas. Esta joya sigue tocando los corazones de quienes tienen el privilegio de descubrirla. Y los invita a un viaje emocional profundo y enriquecedor. Uno que, por ese entonces, se empinó como un punto final de un cuarteto dorado en el rock chileno.