La extraña colaboración entre Metallica y Lou Reed en el artístico y extravagante álbum doble «Lulu» sigue siendo hoy tan desconcertante como polarizadora.
Metallica acababa de volver a agradar a sus fans con «Death Magnetic» de 2008, la oferta más pesada, rápida y musicalmente apasionante de la banda desde «…And Justice for All» de 1988. Y luego, sin previo aviso, o aparentemente premeditado, se comprometieron a trabajar con Reed en un álbum improvisado espontáneo y poco estructurado junto con un tema literario elevado. Titulado «Lulu», el disco salió el 31 de octubre de 2011 y rápidamente fue criticado y criticado.
Pero tal vez la hostilidad que inspiró «Lul»u merezca cierto elogio. Desde el inescuchable disco de Reed de 1975, «Metal Machine Music», los oyentes no habían reaccionado con tanta hostilidad a uno de sus álbumes. Y los fanáticos de Metallica estaban más descontentos con «Lulu» que con el tan ridiculizado «St. Anger» de 2003. La hostilidad no se produjo porque el estilo de canto de Reed fuera incompatible con los ritmos ajustados de Metallica: el estilo característico de riffs de Metallica estaba en gran medida ausente. El verdadero problema con «Lulu» era que sonaba como si tanto Reed como Metallica estuvieran en modo de escritura libre, disparando interminables descargas de conciencia y luego tocando grabar.
Tomemos como ejemplo la forma extraña en que Reed abre los álbumes con “Brandenburg Gate”, que comienza con Reed rasgueando acústicamente antes de pontificar: “Me cortaría las piernas y las tetas cuando pienso en Boris Karloff y Kinski en la oscuridad de la luna”.
En “Little Dog”, Reed se vuelve más descriptivo, y no en el buen sentido: “Un cuerpo insignificante y un pene diminuto, un perrito puede enfermarte / Si tienes el dinero, puedes llegar a la cima. , a la perra no le importa lo que tengas / Mientras puedas levantar esa carita de perrito a un p—- de corazón frío, podrás probarlo”.
Dejando a un lado la música, James Hetfield debe haberse sentido francamente tonto cuando se sumergió en la letra de Reed en «Pumping Blood». Tal vez pensó que estaba transmitiendo algo profundo (seguro que canta con pasión y autoridad), pero no está claro qué diablos significaba su voz. Incluso apareció brevemente como una de sus profesiones en Wikipedia.
El fracaso de «Lulu» no es culpa exclusiva de Reed. Los riffs de Metallica carecen de exclamaciones cortantes y memorables, y las canciones no se construyen, alcanzan su punto máximo y llegan al clímax, sino que simplemente comienzan, avanzan pesadamente y terminan. La falta de riffs bien pensados y bien pensados de «Lulu» es probablemente el resultado de la velocidad con la que se creó el álbum. Metallica y Reed se reunieron en los estudios en San Rafael, California, en abril de 2011 para comenzar a trabajar en ideas, y en junio de 2011 habían completado 87 minutos de música desafiante y divisiva.
«Creo que hicimos algo sensual», dijo Reed al UK Telegraph sobre la colaboración poco después de terminar. Luego dio más detalles, expresando cuán en serio se tomó el proyecto y cuán genuinamente grandioso pensaba que era. “La música es mágica, puede hacerte sentir bien, puede hacerte sentir mal, y luego le pones algunas palabras serias, no solo ‘Me dieron de alta de rehabilitación esta semana, sí'», dijo. “Desde mi arrogancia, pensé: ¿Y si Tennessee Williams hubiera tenido una oportunidad con esto? ¿No puede ser ‘A Streetcar Named Desire’ ese disco de rock? ¿Por qué nadie lo hace? En lugar de escribir la basura que hay por ahí. Quería hacer algo a ese nivel, siempre. Estuve cerca en ‘Berlín’. Bastante cerca. Pero este, para mí, de principio a fin, ¡esto es todo!».
«Al darle la espalda a la estructura, se abre un mundo de posibilidades», dijo el baterista de Metallica, Lars Ulrich, en la misma entrevista. «Para Metallica, tener el lujo de ese tipo de impulsividad con alguien que habla nuestro propio idioma fue la recompensa en sí misma».
La historia de «Lulu» se remonta a 2009, cuando Metallica y Reed interpretaron juntos «Sweet Jane» y «White Light/White Heat» de Velvet Underground en el concierto del aniversario 25 del Salón de la Fama del Rock and Roll. Inspirados por la química que sentían juntos, los dos artistas comenzaron a hablar de una colaboración a gran escala. Originalmente, Metallica iba a grabar un lote de canciones inéditas de Reed. Los demos con los que consideraron trabajar incluían temas para una producción llamada «Lulu», que se basó en dos provocativas obras morales de principios del siglo XX de Frank Wedekind, «Erdgeist (Earth-Spirit)» y «Büchse der Pandora». En la historia, el personaje de Lulu se convierte en prostituta, es vendida como esclava y asesinada por Jack el Destripador. Al final, Metallica y Reed decidieron centrarse únicamente en Lulu para crear una colaboración completa.
«Nos ofreció una oportunidad increíble de hacer algo que no tenía límites», dijo Ulrich a The Guardian. «Podíamos concentrarnos en tocar. Por eso parecía tan fácil. Nunca hemos sido parte de un movimiento en particular ni nos hemos adherido a un estilo particular que la gente quisiera de nosotros».
Desde el momento en que salió el primer sencillo «The View» el 27 de septiembre de 2011, quedó claro que «Lulu» era un «estilo particular» que los fanáticos de Metallica no querían escuchar. «Lulu» debutó en el puesto 36 del Billboard 200 con unas ventas de 13.000 copias en la primera semana. Fue el lanzamiento más bajo de Metallica desde 1984, cuando «Ride the Lightning» entró en el puesto 48. Por el contrario, fue el lanzamiento más alto de Reed desde que «Sally Can’t Dance» alcanzó el puesto número 10 en 1974.
Metallica y Lou Reed interpretaron cinco canciones de «Lulu»: “Iced Honey”, “The View”, “Mistress Dread”, “Dragon y “Junior Dad” – para un concierto promocional televisado en Colonia, Alemania. También interpretaron “Iced Honey” en el programa de televisión británico Later With Jools Holland. Darren Aronofsky grabó un vídeo de «The View» que fue mal recibido. No hubo más ascensos.
No todos reaccionaron tan mal ante «Lulu». Al parecer, el fallecido David Bowie pensó que era uno de los mejores álbumes de Reed. Durante un discurso que la viuda de Reed, Laurie Anderson, pronunció en el Salón de la Fama del Rock and Roll el 18 de abril de 2015, habló sobre la reacción de «Lulu» y Bowie. “Uno de sus últimos proyectos fue su álbum con Metallica. Y esto fue realmente desafiante y me resulta difícil afrontarlo”, dijo. “Hay muchas luchas y mucho resplandor. Y después de la muerte de Lou, David Bowie insistió mucho en decirme ‘escucha, este es el mejor trabajo de Lou’. Esta es su obra maestra. Espera, será como ‘Berlín’. A todos les tomará un tiempo ponerse al día’”.
Mirando en retrospectiva a «Lulu», Ulrich se sorprendió de lo amargos que reaccionaron los fans de Metallica. «Fue un poco más rencoroso de lo que probablemente nadie estaba preparado porque se volvió muy personal, especialmente contra Lou», me dijo Ulrich en 2012. «Es un hombre tan dulce y tiene un lado tan suave y amable. Soy consciente de que a veces eso no necesariamente les parece a los periodistas, con quienes a veces tiene dificultades. Pero conozco principalmente a Lou por hacer música, salir con él, cenar con él y tocar, y es un alma muy amable. Tiene un enfoque muy dulce, inocente, casi infantil, para muchas cosas. Entonces, cuando la gente empezó a golpearlo de la forma en que lo hicieron, fue un poco sorprendente y un poco difícil».
Ulrich agregó que está orgulloso de «Lulu», pero acepta que quizás estaba demasiado lejos de la zona de confort de muchos de los fanáticos de Metallica. “Entiendo que no es fácil. Entiendo, cuando Metallica se sienta y hace estos riffs impulsivos en el suelo fuera de las estructuras de sonido tradicionales, y luego tienes a Lou Reed hablando o recitando poesía muy abstracta sobre personajes bohemios alemanes de hace 150 años, entiendo que eso puede Ser algo difícil de aceptar para algunas personas”.
Al mismo tiempo, Ulrich dijo que proyectos como «Lulu» son necesarios para que Metallica continúe desarrollándose y explorando como artistas. «Que a la gente no le guste o no es realmente secundario en comparación con el hecho de que de vez en cuando nos tienen que dejar enloquecer con estas cosas», dijo Ulrich. “Sentarnos ahí y ser lo que todos quieren que seamos nos mataría. Y no quiero eso”.