A cuatro años del estallido social, vuelve a estar la política en el centro de las decisiones. Y las posturas de los partidos políticos de cara al plebiscito constitucional generan debate. Para profundizar en ello, En Palabras Sacan Palabras conversamos con Manuel Canales, doctor en sociología y docente en la U. de Chile.
Tú nos dijiste lo siguiente, pregúntame las preguntas que me hago para mirar el momento. ¿Cuáles son?
«La primera es, ¿hay o no un nuevo conformismo popular? Porque hubo uno, muy potente, en los 90, hasta los 2005. Que viene desde el proyecto de la dictadura en su componente fundacional. Aunque la palabra les parezca extraña, ellos la desplegaron con oficio y fundaron una sociedad que tuvo su apogeo y su conformismo. Luego empieza la crisis desde el 2005, y la tole tole, bachelet, Piñera, Piñera, bachelet, despedir, venir, que hasta ahora tienen esta imposibilidad de salida».
«Digamos que hace su manifestación final en octubre. Octubre es eso. Es la consumación, la codificación de esa demanda respecto a las condiciones de vida de las personas que jugaban el juego neoliberal. Entonces tuvimos un conformismo, luego ese conformismo fue contestado manifestamente. La pregunta es, ¿y ahora? ¿Atisbo o ausencia de un nuevo conformismo? No hay un nuevo conformismo»
«Entonces la segunda pregunta, ¿hay o no un nuevo espacio político? No, no lo hay. La tercera, ¿hay algún actor extrasistémico que pueda interpretar esto? No. Octubre nunca lo tuvo, nunca fue un actor en ese sentido que trajera una respuesta, traía preguntas. Y estamos ahí colgando de esta cuestión. No hay otro actor, hay impotencia. Se vive con impotencia».
«Cuarto, y ahí termino, ¿hay orden? En un plano sí, operacionalmente la calle fluye, gente está saliendo, en fin, pareciera que todo va. Pero dos restricciones, solo en el plano operativo, no hay ninguna capacidad de direccionamiento estratégico».
«Habrá que hacer esfuerzos, o la crisis continua, micro crisis en educación, por otra parte, múltiples micro crisis, salud, educación, vivienda, medio ambiente, y todo aquello va a estar continuamente haciendo esa micro crisis», responde Manuel Canales.
¿Cómo está viendo lo que ocurre con este proceso constitucional? ¿Cómo ves todo ese panorama?
«Hoy la pelota la tiene el sistema político, la derecha propiamente tal, y como antes la tuvo el otro equipo. Cuando yo escucho los grupos comunes, populares, están básicamente tres voces».
«Una que lo hace con decepción, a veces con sentimiento de traición, pero mucha decepción sobre la demanda de los derechos económicos y sociales, que sigue y está codificada y es indiscutida».
«Le sigue, la voz envalentonada de los que guardaron silencio después del estallido, que es ese componente popular más proclive a las voces autoritarias. Y que ahora se permite incluso castigar a los insurrectos, pero todo dentro de una conversación que no llega a ningún acuerdo, y donde cada quien dice lo que quiere, no hay consenso, es un grupo muy aplacado».
«Y en la tercera, donde convergen todos, es en esta sensación de pantalla, en esta sensación de una crisis donde nada pega con nada, donde todo se deshace una vez que se inicia y vivimos en ola tras ola».
«La discusión política que ha tomado forma nos muestra que no hay una izquierda que pueda interpretar la demanda de octubre, no hay un proyecto hecho, preparado para eso. La antigua izquierda de la transición, obviamente, no era lo suyo, o podría haberlo hecho antes. Y la nueva izquierda nace en otro registro, más bien progresista, universal, pero aquella interpretación de las demandas populares nadie nunca la hizo ni las hace ahora».
«Y, por otra parte, la derecha muestra esta rigidez, o esta incapacidad de asumir propiamente la idea de construir un nuevo consenso político».
«O tenemos un texto plural, pero va a ser incoherente, un texto autoritario, democrático, neoliberal, socialdemocrático. Que es más bueno que el que tenemos. O tenemos un texto cargado al ultrismo conservador que no sabe por dónde marcarlo. Dos partes distintas, así lo veo. Muestra que no hay capacidad de constituir un espacio político donde haya algún consenso. Veo más factible una suerte de volver al punto esencial de un nuevo pacto de clases, de entender de una vez que el tema que hay que conversar es un poco exagerado, pero es uno solo».
¿Crees que realmente en estos tiempos se va a poder volver a construir esa suerte de consenso?
«No imagino cómo pueda enfrentarse las crisis de conformidad que el mismo sistema genera en su reproducir, sino en un espacio político».
«No se ve por dónde, porque a lo mejor es un asunto estructural, a lo mejor no se puede con este modelo de desarrollo. Ni con San Litio nos salvamos. El tipo de proyecto que organiza la clase empresarial chilena no da para más que esto. Y dio para harto. Habrá esa disconformidad. Ojo entonces a la intensidad, la continuidad de las microexpresiones, porque por ahí está saliendo la fractura»
«La nueva clase media, la clase media baja, que es el pueblo, y la clase baja, todos ellos pueden participar en una conversación. Pueden combinar sin problema. En cambio, si traigo a alguien del otro grupo, del grupo de la clase alta tradicional, no pueden conversar fluidamente».
¿Boric tenía una idea o tuvo una idea con respecto a la necesidad de transformación?
«Sí, sí, claro. Si uno mira las propuestas de cambio en salud, en educación, ahora mismo que está intentando la reforma de pensiones y tributaria, indica que se entiende que esa dirección le es propia».
«Después de todo, es bien sorprendente que no haya ningún actor político que haga de eso su identidad. Así como tenemos partidos de derecha que hacen de la idea del crecimiento y la seguridad policial su identidad».
«Yo digo que no es una izquierda que se haya ganado la confianza popular. No es una izquierda que haya estado en octubre. En octubre no estuvo Allende, no estuvo el PPD, no estuvo el PS, ni estuvo el Frente Amplio. Había un cierto respeto por Boric, y por el Frente Amplio, porque se entendía que no eran parte de la cocina, pero no eran los suyos», expresa Canales
Con respecto al liderazgo de Evelyn Matthei y Kast, ¿cómo los ves?
«Bueno, yo creo que son dos modos de entender la tarea de la clase dirigente y la derecha en este momento. Es una oscilación que viene desde hace rato. Por un lado, negar la cuestión del conflicto que hubo en Chile y que sigue habiendo, y traer la doctrina de la mano dura y el orden. Por otra parte, la idea de entender que hay que abrirse a un nuevo pacto social, un nuevo proyecto de sociedad y que hay que construir un nuevo espacio político».
Matthei lo entiende un poco mejor.
«Yo creo que Matthei lo entiende a cabalidad. Probablemente, Kast también, pero en este momento le queda más seguro, más coherente el camino de la rigidez».
Y en el oficialismo, ¿qué voces hay que mirar?
«Bueno, yo escucho habitualmente a la ministra Tohá, me parece que hace reflexiones, siguiendo con la prudencia, la sabiduría, que a lo mejor el camino que lleva también le permite. Y creo que en ese sentido es capaz de estar en la coyuntura y al mismo tiempo mirando. El gran problema que tenemos es que nadie mira a los cinco años, a los diez años. Y ella eso lo tiene claro y sabe que es una gran restricción. No se le ve cómoda en eso y creo que habla muy bien de que alguien no esté cómodo en un régimen de urgencias tan apremiante», concluye Manuel Canales en Palabras Sacan Palabras.