50 años han pasado de la creación del Comité Pro Paz, organismo conformado durante la dictadura de Augusto Pinochet y que brindó apoyo a 8.718 personas bajo el alero de distintitas iglesias. Durante sus dos años de existencia se presentaron 2.342 recursos de amparo en todo Chile que siguen sirviendo de base para procesos judiciales, además de ofrecer ayuda laboral y social a quienes llegaban hasta sus puertas. Sobe esto, hoy en Palabra Que Es Noticia conversamos con Eduardo Silva, rector de la Universidad Alberto Hurtado y director del Museo de la Memoria.
¿Qué fue el Comité Pro Paz y por qué es bueno hacer memoria de ello?
“Hemos estado por recordar los 50 años del golpe y el quiebre de la democracia, pero también es bueno recordar las instituciones que estuvieron a la altura de ese horror. La iglesia es como una especie de red; había unas personas que le detenían a un familiar, el cura le avisaba al vicario y el vicario hacia lo suyo. En muy poco tiempo se hizo aviso de estas detenciones y hay una acción muy rápida y notable ante la urgencia. En Chile había muchos extranjeros y se armaron dos comités para los refugiados y un comité para los chilenos, ambos con iniciativas desde las iglesias. Los ortodoxos y los judíos, hay una red que es muy rápida y ahí se arman estos dos comités”, señala Eduardo Silva.
“El cardenal esta en ambas figuras y le piden a este sacerdote Fernando Salas que se haga cargo de algo que no se sabe qué es. Es instalarse en un lugar y escuchar a familias y empiezan a llegar al hall del edificio del arzobispado. La universidad Alberto hurtado tienes sus salas de clases en el quinto piso y ahí empieza esta ventura de escuchar y escuchar y tratar de intentar que hacer frente a este hall de denuncias. Eran carabineros, civiles”, indica el director del Museo de la Memoria y rector de la UAH.
¿Cómo comienza la redacción de los recursos de amparo?
“Junto con los trabajadores sociales que van escuchando el relato de estas mujeres se empiezan a juntar abogados que finalmente era una sola cosa que había que decir, fue detenido. Desapreció, pero desapreció porque fue detenido, porque si fue detenido la justicia nos tenía que ayudar y se hicieron cientos de recurso de amparo gracias a ello”, afirma Eduardo Silva.
¿Cómo fue el rol de la justicia en tu mirada a través de los años?
“Hay figuras emblemáticas, Daniela Sánchez, que tendremos hoy un acto de conmemoración, Jesús Zalaquett, quien iba a los tribunales de guerra. Hay unas sabanas de papelógrafo, que se creó año por año, y que se hacía una recopilación de estas personas, y era una especie de registro del horror. Se trata de los soportes de los registros de las violaciones a los derechos humanos. Hay muchas causas aún abiertas que esperan resolución”, asegura el director del Museo de la Memoria y rector de la UAH.
Este archivo fue declarado monumento histórico en 2017, este es un documento clave parara haber constituido lo que tuvo que ver con la defensa de miles de personas durante la dictadura. ¿Qué fue lo que pasó con este documento en la época?
“El Comité Pro Paz empezó a funcionar en el quinto piso de ese edificio y hubo que trasladarse, se descubrió una casa en Santa Mónica, done el cardenal ocupó la casa y después hubo otras dos casas aledañas y al mismo tiempo, los organismos de seguridad se dieron cuenta que se estaba documentando las violaciones y el hostigamiento empezó desde el primer día. De hecho, hay un episodio bien tremendo porque la Dina se instalaba frente a la casa con personas detenidas y podían identificar a la gente”, plantea Eduardo Silva.
Hubo muchos detenidos y después Pinochet le dice al cardenal que tiene que cerrar el comité y el cardenal le pide que sea por escrito e inmediatamente después de eso abre la Vicaría. El primero de enero de 1976 pero pegado a la cardenal, con todo el apoyo de la iglesia. El Consejo Mundial de Iglesias fue el organismo que financió desde el primer minuto todo el trabajo de la Vicaría”, agrega.
¿Cómo ves esta conmemoración de los 50 años? ¿Crees que el país pareciera está dividido?
“Creo que hay un esfuerzo de vérnosla con nuestro pasado. Desde el primer minuto nos enteramos de estos horrores y hay quienes que se demoraron en darse cuenta. De la conmemoración creo que la reflexión sobre la UP es interesante, hemos sabido más de lo que ocurrió y está toda la polémica de decir que el golpe fue para “salvar a Chile” y hay otros que lo recuerdan como el quiebre de la democracia y el inicio de la violación a los derechos humanos. Las complejidades de la UP fueron complejas, no solo por la influencia extranjera sino también por el quiebre del centro del mismo gobierno”, sostiene el director del Museo de la Memoria y rector de la UAH.
¿Era inevitable según usted?
“No, yo digo que somos todos responsables de lo que hacemos. Allende intentó de todo para poder evitarlo y yo creo que no todos hicimos todos. Me hubiese gustado que entre Allende y Aylwin hubiesen llegado a un acuerdo”, comenta Eduardo Silva.
¿Cómo ve la figura de Aylwin?
“Yo lamento que el gobierno de la UP haya perdido el centro, y al revés, lamento que no se hayan creado las condiciones para que la DC se hay transformado en un gobierno de centro izquierda”, reflexiona el director del Museo de la Memoria y rector de la UAH.
¿Cree que se ha tratado de reescribir la historia del golpe?
“Yo creo que la historia siempre tiene que ser reescrita porque es algo que vamos comprendiendo medida del tiempo. No me parece que adjudicar responsabilidades signifique desconocer las violaciones de los derechos humanos”, acota Eduardo Silva.
¿Harán alguna conmemoración?
“Hoy nos vamos juntar con los trabajadores sociales, con los abogados; funcionarios; mucha monja de ese tiempo; ex curas e iremos a Santa Mónica, la casa que albergó el Comité”, puntualiza el director del Museo de la Memoria y rector de la UAH.
¿A qué hora es esto?
“Será a las 11:30. Lamentablemente la municipalidad (de Santiago), quiere cambiarle el nombre a la calle Santa Mónica, cuando Santa Mónica y Comité son sinónimos. Yo reconozco el intento que está haciendo el municipio por poner calles y que figuren los actores que defendieron los atropellos, pero por favor, no a aquellas calles que ya llevan en sí mismas la defensa a los derechos humanos. Ir a Santa Mónica es ir al Comité”, concluye en Palabra Que Es Noticia Eduardo Silva.