La victoria de Max Verstappen en el GP de Abu Dhabi es la última para él en 2023, eso es un hecho. Cierra la cuenta en 19 de 22, un récord que no se debería batir nunca por el bien de la Fórmula 1. Cruza la meta, retumba la pirotecnia en Yas Marina y se echa el telón a una temporada entretenida por lo que pasó detrás de Max con otra carrera muy entretenida, pero siempre por detrás de Max. Un auténtico todos contra todos estratégico que salpicaba a Ferrari, McLaren y Mercedes mientras Checo remontaba con el otro Red Bull y Alonso se divertía con un Aston Martin peleón. Monoplazas mezclados, pilotos marcando diferencias… y un ganador, el de todos los días, esta vez por delante de Leclerc y Pérez.
Al neerlandés apenas le inquietó un poco el monegasco en la salida y durante el primer stint con el medio. Fue agresivo Charles, llegó al primer cambio de ruedas a un segundo y medio del Red Bull. Pero nada, una vez ambos montaron el duro, Max Verstappen empezó a multiplicar la diferencia. Tras las primeras vueltas había que mirar a los dos McLaren y la persecución de Russell. Norris se estableció delante de Piastri y el Mercedes empezó a remontar a lo grande. El ‘pit-stop’ de Lando, superior a los cuatro segundos, hizo el resto. Russell subía al podio virtual detrás de los dos pilotos más rápidos de la noche.
Alonso, que salió séptimo, aguantaba todo lo que pudo en ese tren, pero rodando siempre en tráfico. Trató de meterle el auto a Piastri tras su primera parada, sin éxito, y la segunda quizás se retrasó en exceso hasta el punto de que Hamilton pareció una amenaza. El siete veces campeón adelantó al Aston Martin cuando Fernando salía del ‘pit-lane’. “Es el auto más lento en las rectas”, resumía Alonso. Una vuelta después, el asturiano devolvió la maniobra con clase en la recta, y Lewis protestó: “¡Me ha hecho ‘break testing’!”.
No debió ser así cuando la FIA hizo caso omiso. Fernando apretó hasta el final de su 2023, el año que ha devuelto la ilusión a la Alonsomanía. No fue un podio, era demasiado pedir, pero sí una pasada de última hora a Tsunoda por la séptima plaza final y con esos últimos dos puntos amarra el cuarto puesto de pilotos. Comparado con lo de hace doce meses, es el séptimo cielo.
Ferrari salió a ganar el segundo puesto en constructores con Leclerc y lo perdió por olvidarse del segundo auto. Sainz partió incómodo desde el 16º puesto con duros. El chasis de repuesto de Las Vegas, obligatorio tras el incidente de la alcantarilla, no termina de darle las sensaciones esperadas. Pero eso no impide que las estrategias del muro puedan ser más convencionales: le sacaron con duras, retrasaron la primera parada tanto (vuelta 25 de 58) que parecía que iría a un solo ‘pit-stop’ en lugar de dos, como todos. ¡La sorpresa fue que le volvieron a poner duros, obligando a hacer un segundo cambio más adelante! Y después, como realmente no sabían qué hacer con ese monoplaza, le dejaron en la pista para pararle en la última vuelta, regalando puntos y posiciones. Terminó 18º, fue directo al pit lane.
Al final Leclerc se hace con el cuarto puesto del Mundial por delante de Norris, Alonso y Sainz, por ese orden. El madrileño pierde tres plazas de la clasificación en una carrera. Él ganó en Singapur, es el único que puede decir eso, pero la gestión del último fin de semana del año ha sido, cuando menos, un desastre. Las últimas vueltas tuvieron picante por esa medalla de plata entre Mercedes y Ferrari: Pérez arrastraba una sanción de cinco segundos por pasarse de bruto con Norris al adelantarle. Adelantó a Russell y Leclerc, pero con la penalización perdió esos dos puestos y todo quedó como estaba. Con la penalización, a Mercedes le salían las cuentas del subcampeonato.
En cualquier caso, sea el cuarto de pilotos o el segundo de fabricantes, menudo consuelo de tontos: para cuando habían llegado todos los autoss al parque cerrado, y terminado los fuegos artificiales. Max Verstappen ya se marchaba a su casa con el único trofeo que importa, consigna As.com.