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George Harrison: a 22 años de la muerte del «beatle silencioso»

El 29 de noviembre de 2001, y víctima de un cáncer al pulmón, falleció el guitarrista y miembro más joven de The Beatles.

Hector Muñoz |

George Harrison Brainwashed Promo Web

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George Harrison French, un tipo nacido en Liverpool un 25 de febrero de 1943, falleció víctima de un cáncer el 29 de noviemrbe de 2001, hace 22 años atrás.

El «beatle silencioso». Aquel Dark Horse, el que incorporó nuevos elementos dentro de la música del cuarteto más célebre del rock. El muchacho que creció viendo a sus compañeros componer algunas de las canciones más efectivas de la historia. Y que desarrolló un estilo único, apegado a la melodía y a la espiritualidad. Inquieto instrumental, era aquel que curioseaba con las guitarras. También con la cítara y con el ukelele. Llevaba siempre uno (y a veces dos) cuando viajaba de vez en cuando. El mismo que compuso la canción favorita de Frank Sinatra dentro del repertorio Lennon McCartney.

George, el cabro chico que siempre seguía a ese chico mayor, John Winston. Tocaban juntos en un grupo llamado Johnny And The Moondogs. El mismo que probó sus capacidades gracias a que su amigo y vecino de años, James Paul, convenció al mayor John de escucharlo. Con sólo tocar el instrumental «Raunchy» le bastó para estar dentro de la banda. El mismo cabro chico que se embarcó a Hamburgo junto a sus compañeros, ahora llamados The Beatles. Todo sin siquiera haber cumplido la mayoría de edad. Tenía apenas 17 años y vivió a concho la experiencia «abridora de ojos» en todo sentido. «Those were the days» recordaría muchísimos años después.

George, el mismo que sabía y emulaba a la perfección el estilo de su ídolo Carl Perkins. El mismo mocoso que, a veces, las hacía de intermediario entre un iracundo John y un perfeccionista Paul. El mismo que fue deportado al ser descubierto en su «minoría de edad». Eso puso fin a esa aventura en la Alemania. A los meses después, volvería junto a sus compadres para romperla con fuerzas en los principales clubes de ese puerto lleno de urbanidad nocturna.

George, el mismo que conoció la fama internacional a los 20 años. Por ese entonces, se acuñó en la prensa el concepto de Beatlemanía en los diarios. El mismo que fue a conquistar EE.UU. junto a sus amigos, más uno nuevo en el equipo, Ringo. El largo viaje le pasó la cuenta a su débil organismo. Se enfermó y cayó con fiebre sólo un día antes de su debut en la TV gringa.

Fue ahí cuando la gente de Rickembacker le ofreció una guitarra que definiría un sonido nunca antes escuchado en la música popular. Esa Rickembacker modelo 360, de 12 cuerdas que vio su estreno en las sesiones de «A Hard Day´s Night». ¿Quién no recuerda ese único acorde en Sol disminuido? Por cierto, su combinación favorita.

George, el mismo que siguió curioseando e incorporando elementos a la banda. Todo al mismo tiempo que comenzaba a escribir. El mismo que es el autor de una de las letras más mordaces de los Beatles, «Taxman». Aquel que se hastió de la fama y de su estatus de celebridad, con apenas 25 años. Ese que se desilusionó de la movida hippie al visitar personalmente la esquina de Haight con Asbury en San Francisco. También el mismo que abrazó la religión hindú con fervor. La siguió hasta el final de su vida. Cambió sus costumbres y moldeando su espíritu. El mismo tipo que se alejó cada vez más del ruido.

Por supuesto, George, ese músico curioso. Ese que se juntaba con sus amigos (Eric Clapton y Bob Dylan entre ellos) a ver qué pasaba. Los Beatles comenzaron a ser un obstáculo para su crecimiento. Las pocas canciones que podía incluir no eran suficientes. Después de la separación, lanzó esa verdadera obra maestra en triple vinilo que es «All Things Must Pass». El mismo que fue injustamente acusado de «plagio inconsciente» de una de sus más emblemáticas, «My Sweet Lord».

George, ese fanático declarado de aquel grupo de cómicos ingleses llamado Monty Python Tan fanático era, que les financió una película de culto, «Life Of Brian». El mismo que era capaz de reírse de sí mismo y reinventarse junto a ese fan nº 1 de The Beatles llamado Jeff Lynne y el «Cloud Nine». Su sociedad con el mismo Lynne, Dylan, Petty y Orbison llamada Traveling Wilburys y la vuelta a las giras masivas, junto a Clapton.

Y más tarde, George, el mismo que aceptó la propuesta de Paul para juntarse con él y Ringo y trabajar un par de temas perdidos de Lennon. El mismo que, al referirse a The Beatles, decía «ellos» y no «nosotros».

En el último tiempo en la tierra, ese George estaba preparando uno de los mejores discos de su vida. En él, trabajaba junto a Lynne y a su propio hijo, Dhani Harrison (todo un calco del padre). El mismo que ya se sentía en paz consigo mismo y tranquilo al momento de partir.

George, el mismo que se fue hace 22 años, ese que nos dejó preciosas canciones y un recuerdo imborrable dentro de nuestra memoria colectiva.

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