El muralista Alejandro “Mono” González, en el marco de la previa a los juegos Panamericanos, presentó en el silo del Estadio Nacional un mural que conmemora los 50 años del golpe de estado. Preservar la memoria con un mural que busca rendir homenaje a las 20 mil personas que vivieron el presidio, la tortura y la muerte en el Estadio Nacional es el enfoque que se buscó en el trabajo que contó con la colaboración de Mon Laferte. La obra en conjunto se basó en conversaciones que los artistas tuvieron con ex prisioneros, sus familiares, y quienes son parte de la “Corporación Estadio Nacional Memoria Nacional ex Prisioneros Políticos” para crear conciencia en las nuevas generaciones y que así no se repitan las violaciones a los derechos humanos en Chile.
Para abordar más el tema, en Palabras Sacan Palabras conversamos con el muralista Alejandro “Mono” González.
¿Cómo se construyó el monumento del Estadio Nacional?
«Es un proceso largo, que empezamos en octubre del año pasado. Pero logramos conseguir los dineros para hacerlo en enero. Hicimos uno más pequeño con la “Mon” (Laferte) y lo inauguramos el 5 de enero. Este año, en el fondo, fue el inicio de la conmemoración de los 50 años para nosotros, y llegamos a octubre, con esfuerzos, bajándose los precios y todas esas cosas. Porque la idea, para mí, para nosotros, era hacerlo. Este año había que hacerlo, era muy importante. Esta torre, digamos que yo hablo de la torre de la Memoria, tiene que ver con los presos que estaban en el estadio, que los sacaban y los llevaban al velódromo donde los torturaban. Por lo tanto, siempre los presos, cuando empezamos a tener las conversaciones, aparecía esto como un hito, el espacio, el recorrido. Entonces nosotros hicimos una torre de esto», responde Alejandro “Mono” González.
¿Cuál fue la inspiración? ¿Cuáles son los motivos para que la gente cuando pase por ahí entienda mejor cuál fue el hito?
«Mucha experiencia, digamos, con respecto a lo que había sucedido en el Estadio Nacional. Yo tuve un hermano preso ahí, que después se llevaron a la penitenciaría. Porque cuando se cerró el estadio, como campo de concentración, se dividieron, unos a la penitenciaría y los otros a los campos de concentración. Por lo tanto, cuando empezamos a conversar con la Corporación Memoria del Estadio Nacional, algunos presos empezaron a llegar, o volver. Muchos, no habían vuelto nunca. Con eso empezaron a flotar ideas. Lo que más me impactó, y me dejó huellas, fue la presencia de las mujeres, algo que me dejó marcado. De hecho, es la presencia que tenemos en la vista superior de realidad. Ahora, esto que uno va por Pedro de Valdivia, por calle Maratón se ve, es la parte más alta. La mujer como presencia, que tiene que ver no solo con lo femenino. La madre, la familia, como eje; pero también está el dolor, que es la parte de atrás. La parte del norte es la que mira: la mujer. Y la parte del sur es donde está el velódromo, de ahí viene el sitio de la memoria que ahora se acaba de inaugurar».
Alejandro González, en el año 68, fuiste uno de los fundadores de la brigada Ramón Parra, como parte de la juventud comunista. ¿Cuál era la razón por la cual se reunieron, cómo todo eso ha ido cambiando o el sentido para ti no ha ido cambiando?
«En el futuro se han ido cambiando los conceptos históricos. O sea, estamos hablando de 50 años del Golpe, este año. Varios éramos los fundadores, los que iniciamos estas cosas, las que sinceramente empezamos como propagandas. Pero en el fondo, nosotros generamos conciencia, creando una imagen que reforzaba esa conciencia. Los murales han sido una especie de metáfora visual de la historia de este país, porque van cambiando».
¿Le preocupa que el efecto Milei se pueda replicar en Chile?
«Con la nueva Constitución, se tendría una peor que la que tenemos ahora. Entonces, en el fondo, es muy peculiar y conservadora. Incluso con los derechos o las ganancias de los trabajadores, incluso de las mujeres. Entonces, en ese sentido, hay un retroceso. Es decir, yo estoy hablando del siglo XXI».
¿Hiciste resistencia política durante tu vida?
«Bueno, no es resistencia por resistir, o porfía solo por porfiar. También queremos construir. Y para eso, para construir, partimos de la memoria. Pero también con la creación. Estoy hablando de la vida misma. Este es el único punto dentro del estadio donde hay color, porque el estadio como monumento es blanco, es el único punto vivo. O sea, a través del color también estamos dando esperanza».
¿Cómo puede explicar las expresiones artísticas callejeras?
«Hay que entender también que estamos viviendo un sistema, una sociedad de individualismo, de egoísmo y de exitismo. Donde la plata, la vida y las metas son muy cortos, o sea, queremos ganar rápido. Estamos hablando de una memoria de 50 años, en dónde venimos procesando las cosas»
¿En qué sentido?
«En el que incluso está dentro de la misma izquierda, dentro de las mismas ideas, se ha ido neutralizando, se han ido desvalorizando, o se han ido mimetizando con el sistema, incluso hasta en la política, entonces de alguna manera, esto influye, especialmente en nuestras generaciones. Lo de Milei en Argentina tiene que ver con las nuevas generaciones, que se cansaron de la política, o se cansaron de la corrupción, etc.».
¿Te gusta Boric?
«Yo fui parte de la campaña. De hecho, hice uno de los carteles que fue muy reconocido. Pero no cuenta con la mayoría en el Congreso y ahí empieza la cosa. No estoy defendiendo las cosas que a veces no me gustan. Pero sí, no hay mayoría en las Cámaras, no podemos avanzar en lograr un equilibrio de justicia. Eso influye mucho porque es una base, un piso para poder gobernar. Para darle una estabilidad al país. Y para poder hacer cosas. De repente, el mismo presupuesto todavía se está escondiendo. Entonces, hay cosas que se pueden hacer y otras que no se pueden hacer. Para hacer las transformaciones, hay que pensar en el país. Yo estoy pensando en el país. Estoy pensando en el general. Incluso pensando para todos. No solo para este lado que no me gustan las cosas. Tenemos que avanzar, tenemos que defender la educación, tenemos que defender la salud, defender la paz. Somos ciudadanos. Porque yo tengo hijos y tengo niños. Yo tengo que pensar en un país a largo plazo. Ya tengo 76 años. No me considero un artista. Me considero un trabajador del arte. Pero que además tiene un contenido de arte que viene desde abajo».
¿Tu lugar de vida ha ido cambiando?
«No, voy hacia atrás. Esto no tiene que ver con una entrega de sacrificio. No, me refiero a, digamos, a dónde vives. Cuando hablo de la tercera edad o de cerrar el círculo, yo estoy cerrando ciclos, volviendo para atrás. Estoy volviendo en San Bernardo, en la población, estoy viviendo en cierta condición, pero no me molesta, porque ya, mientras más viejo vivimos, menos. Pero sí lo que me preocupa es el bienestar de los demás, de mis hijos, de mis nietos, de los pobres», concluye el muralista Alejandro “Mono” González en Palabras Sacan Palabras.