El momento en que se salió de ese primer concierto de Pearl Jam en el estadio San Carlos de Apoquindo, realizado el martes 22 de noviemrbe de 2005, fue el cierre de una jornada extensa, cargada de amor y sentimiento en el inicio formal de la relación entre la banda y su fanaticada chilena.
Ese recinto fue el elegido porque era el que más se acercaba a las condiciones que pedían por entonces: un lugar en donde se pueda ver bien desde todos lados, desde la primera fila de la cancha hasta el último puesto de la galería. Pero, como la demanda por el legendario grupo de Seattle fue inmensa, se agotaron en menos de 3 semanas las localidades para esa primera fecha. Se programó un segundo show para el día siguiente, el miércoles 23. También se agotaron. Y eran las primeras fechas de 12 concierto de su gira por Latinoamérica, que pasó por Argentina, Brail y México.
Y la espera estuvo cargada de emotividad. Grupos de amigos se agolpaban en las afueras delr ecinto desde temprano. Recién se abrieron las puertas pasadas las 16:40 hrs. Y pasó algo especial: un día que pormetía ser caluroso fue dando paso al viento y al aviso de lluvia.
Pasadas las 19 hrs, el cielo comenzó a cubrirse y el viento se tornó helado. De repente, pareciera que ya no es primavera, sino que estuviésemos en pleno invierno. o que el San Carlos de Apoquindo estuviera en el sur, por allá en Chiloé. Así llegan las 20 hrs y, puntuales como ingleses que no son, esos pionerísimos de toda la escena grunge, Mudhoney, se toman por asalto el lugar, que todavía seguía recibiendo gente. Parten con un calado dentro de su trayectoria, «Suck You Dry». La voz potente de Mark Arm se sintió poderosa por el sistema de sonido. Le siguieron más clásicos: «Superfuzz Bigmuff», «Pice Of Cake» y «Hate The Police», todo en un redondísimo show de 40 minutos.
El sol ya se escondió y llega una de las noches más cubiertas que haya visto en estas semanas. El frío cala profundo en los huesos. Llegan las 9 de la noche y nada todavía. Recién a las 21:15 se apagan súbitamente las luces y la música de fondo. Desde donde estoy (lado derecho, muy adelante), vemos 5 siluetas subir al escenario por una escalera. Todas las dudas se despejan cuando ya vemos en sus posiciones a Jeff Ament en bajo, Mike McCready en guitarra, Stone Gossard en guitarra, Matt Cameron en batería y Eddie Vedder como vocalista y frontman eternamente carismático. Y con una sutil llovizna que comenzaba a caer desde ese cubierto cielo. ¿Qué mejor que unas gotas del cielo para recibir a Pearl Jam en su primer show en Chile?
La partida del show no pudo haber sido más dedicada: un «Release», de aquel ya lejano debut «Ten». La gente coreando y conmocionada con la hermosa canción. Le siguió «Corduroy» y el saludo de Vedder en un claro español: «Estamos muy agradecidos de vuestra espera. Gracias por invitarnos. Es un gusto estar aquí… por fin». La maquinaria intensa de los emotivos Pearl Jam siguió adelante: sin respiro, pasaron «Hail Hail», la marca registrada «Do The Evolution», la preciosa «Given To Fly» y la poderosa «Grieverance».
La cancha salta completa con la llegada de «Evenflow». Una intensa «Luckin» da paso a la espectacular «Not For You», que toda la cancha coreó. Una siempre bien recibida «Black» cierra la primera parte. La lluvia sutil sigue cayendo sobre nuestras cabezas.
Vuelven a aparecer y seguir con el show. Casi sin descanso, y dando muestra de un poderío que ya se quisieran muchos novatos, Pearl Jam sigue sorprendiéndonos. Llegan «Go», «Daugther» (con el genial coda de Vedder invocando a los Ramones… «hey ho let´s go»!!!), «Alive», una emotiva «Betterman» y la joya de «Jeremy». Una segunda interrupción y la lluvia sutil sigue cayendo sobre nuestras ya empapadas cabezas.
No pasan ni 3 minutos cuando Vedder sube de nuevo y comienza a invocar nuevamente a los queridos Ramones. Sólo que, esta vez, se venía algo espectacular: una contundente rendición para «I Believe In Miracles»… y las luces del estadio se encienden, tal como es un hábito en los instantes finales de sus shows. La luz total dio pasa uno de los mejores momentos del show: una sentida versión de ese himno de The Who, «Baba O´Riley»
El cierre de la jornada lo dio el clásico de siempre, «Yellow Ledbetter». La audiencia coreando fuerte. Pearl Jam despidiéndose. Un broche de oro para uno de los mejores shows del año.
Y aldía siguiente, veríamos nuevamente a Pearl Jam en la misma cancha.