Recuerdo que diciembre de 2019 trajo alegría para los fans de Red Hot Chili Peppers con la noticia del regreso de John Frusciante a sus filas tras una década fuera de la banda. Se vivía un nuevo reencuentro que prometía nueva música y gira por el mundo. Tuvimos que esperar la pandemia para ver concretada la promesa con dos discos lanzados en un mismo año. Y un tour que recorre el planeta completo. Y las dos fechas que se avenaron en el Movistar Arena se agotaron de inmediato. El nivel de ansiedad y euforia siempre estuvo a tope.
Cuando el reloj marcaba las 9 de la noche el pasado domingo 19 de noviembre, la energía estaba a tope. Los cuatro amigos que inscribieron su firma con fuego y sangre en la historia del rock se tomaban el escenario. Y de inmediato queda en claro que Flea tiene un complemento perfecto en su compañero a la guitarra. El bajo de Balzary es la rúbrica que sostiene la médula de RHCP con el ritmo potente de Chad Smith en la batería y la impronta de Anthony Kiedis como frontman. Pero es Frusciante el que la lleva a otro nivel.
Haciendo eco del espíritu de Jimi Hendrix, canaliza lo inmanente y lo materializa en una soltura cálida que flota y afirma con solidez esa Jam de calentamiento antes de que nos golpee con vehemencia «Around the World». Sí, es la escénica de esos Peppers que vimos por primera vez en octubre de 1999 en la Estación Mapocho y el mismo mes en 2022 en la Pista Atlética del Estadio Nacional. Pareciera que no pasa el tiempo en un lote de tipos que ya entran en las seis décadas promedio. Pero el rock en las venas les quita varios años.
Esta Red Hot Chili Peppers modelo 2023 son más maduros. Pero la energía concentrada en una hora y 45 minutos de set jamás decae. Con la misma frescura pasan de «The Zephyr Song» y «Dani California» a un lindo homenaje de John Frusciante a Syd Barrett repasando el clásico «Terrapin». En cada concierto de RHCP, el guitarrista hace un guiño a su formación en el rock en su sentido más amplio. Una linda manera de recordarnos qué hacemos y para dónde vamos.
El Global Stadium Tour luce cortes de esos dos discos lanzados el año pasado con apenas seis meses de diferencia, «Unlimited Love» y «Return of the Dream Canteen». Ese Red Hot Chili Peppers volviendo a comunicarse deja cortes que dialogan de la mejor forma con los éxitos inscritos en nuestra memoria colectiva. «Eddie», «Hard to Concentrate» y «Black Summer» conversan muy bien con «Otherside», «Soul to Squeeze» o «Californication». Y los ánimos se encienden con «Suck my Kiss» y «By the Way» en un set afiatado donde los aplausos y vítores se multiplican con los solos de un siempre inspirado y poseído Frusciante.
La juventud de espíritu como valor y vigor es lo que mantiene a Red Hot Chili Peppers dándolo todo sobre el escenario. Sin decaer, redondean su show con «Under the Bridge» y «Give it Away», infaltables de cualquier concierto de la banda. Pero otra cosa es con Frusciante. Y eso quedó claro en el primero de sus shows agotados en el Movistar Arena.