Es un dato que podría sorprender: “Obscurans”, el nuevo álbum de Sadism, se registra como el décimo de su trayectoria. Diez discos. Cuánto recorrido iniciado allá al final de los ochenta con ese par de demos maravillosos que dieron base a “Tribulated Bells”, su debut en 1992. Desde entonces, con más o menos luces y rotación de integrantes, la banda fundada por Juan Pablo Donoso y Ricardo Roberts ha estado siempre ahí. Por lo mismo, no deja de ser destacable, además, que “Obscurans” sea el primero con Hammerheart, el prestigioso sello de los Países Bajos que desde ahora se hará cargo de su catálogo a nivel internacional.
Sadism ha compuesto un disco de esos que podrías escuchar tres o cuatro veces seguidas sin aburrirte. Sus integrantes conocen muy bien cuál es la esencia del death metal. Y lo que necesita en estos tiempos de tanta prótesis digital. Donoso tiene años de recorrido y el guitarrista Gabriel Hidalgo es un músico que sabe graduar su talento en cada circunstancia. Lo mismo el bajo de Juan Eduardo Moore: fundamental en la base rítmica. De hecho, a ratos da la impresión de que «Obscurans» proviene exactamente de allí donde los dejaron los demos. Tanto que «Exanguination», el primer tema, abre con un guiño evidente a «From The Perpetual Dark».
Mucho del espíritu de este nuevo álbum está en su producción anterior, el compilado “The Sadistic Key Elements” (2020). En el cual tributan a aquellas bandas esenciales en sus inicios. Bien por influencia directa o por inspiración más allá de la música. Sadism se formó en 1988, el mismo año que Cannibal Corpse, Immolation, Grave y Sinister, entre otras. No extraña, entonces, la marca generacional: tener un ojo puesto en las viejas formas y otro en las nuevas. Eso explica por qué el siguiente año fue uno de los más brillantes de la historia del metal extremo en todo el mundo. No se entiende el metal sin 1989.
Pese a la naturalidad que se advierte en “Obscurans”, hay un aspecto en que Sadism es infalible: la concepción orgánica del disco, es decir, entender el conjunto de la obra, el orden de los temas y los momentos que propone. Saben que, para cierto público, dado el alcance de su actual sello, la banda será una novedad, de manera que poco a poco van clavando sus banderas.
Después del azote de “Exanguination”, entra “On your Knees” es un tema más cadencioso, de inicio muy a lo Slayer en modo freno de mano, y que da paso al desbande mayor y que compone el corazón del álbum: “Diabolution”, “Lower Astral Entities”, “Because We’re All Rotten To The Core”y “The Void Devourer”, cuatro canciones a toda raja, veloces, con ataques incesantes y sin embargo guitarras no demasiado distorsionadas para dejar a la vista un trabajo melódico en apariencia simple, muy conectado con lo que fue el death metal a partir del fin de los ochenta.
La segunda mitad del disco sigue la tónica para terminar con “Made of Sulfur”. Uno de esos temas grandes que necesita todo buen álbum para su cierre. Y nuevamente asoman las reminiscencias a esos primeros años en que la banda deslumbró a tantos.
Este nuevo trabajo de Sadism, junto con los que se aproximan de Pentagram, Electrozombies y Unaussprechlichen Kulten, cada uno en su propio delirio, confirma la buena salud del metal chileno en sus muchas variantes. No por nada, cuando se dice medio en broma, medio en serio, que el cartel nacional del Metal Fest 2024 es más atractivo y potente que el internacional, se alude, con razón, a bandas como Sadism.