ENTREVISTAS

Karla Rubilar: «Las constituciones nunca han sido la solución a todos los problemas»

Sobre el plebiscito de este domingo, conversamos en #FuturoPQN con la ex ministra de Sebastián Piñera, hoy representante del "a favor".

Pedro Henríquez |

Karla Rubilar Pqn

Karla Rubilar Pqn

Este domingo Chile se vuelve a mover a las urnas. Todo, para decidir si está a favor o en contra del nuevo texto constitucional liderado por el Partido Republicano.

Sobre esto y para promocionar la opción «a favor», conversamos en Palabra Que Es Noticia con una de sus representantes, la exministra de Sebastián Piñera y médica cirujana, Karla Rubilar.

¿Cómo va la campaña del “A Favor”?

Ya estamos en la recta final, enfocados obviamente en aquellos indecisos que todavía no han tomado una decisión, que están quizás algunos de ellos bien confundidos.

Yo quiero decir que este es un proceso que ha sido complejo, un proceso que yo diría que ha estado muy marcado por el cansancio, por una fatiga electoral y los ciudadanos en ese mismo sentido probablemente están tomando muchas decisiones en esta recta final.

Sin duda alguna el comando del “En Contra” y nosotros nos vamos a enfocar en entregar información que permita a la ciudadanía tomar una decisión informada y por supuesto nosotros tratando de enfocarnos en el texto.

Nos ha costado hacerlo porque hemos tenido más que dedicarnos a desmentir muchas cosas que a mostrar finalmente lo bueno que ha tenido esta propuesta de nueva constitución.

Pero sobre todo recordar que el voto obligatorio, yo creo que eso es súper importante, hay multas altas pero más allá de las multas, por la importancia del proceso y de que la gente participe.

¿Por qué si dice que quieren informar a la ciudadanía no utilizaron la franja electoral justamente para eso? Por un lado el que se joda, por otro los bailes. ¿Cuál es la intención de estas campañas?

Yo creo que ha sido un proceso tan complejo que probablemente se están buscando fórmulas para poder llegar a una ciudadanía que no está acostumbrada a votar, una ciudadanía que entiende la política de otra manera, no como una política tradicional, como nosotros.

Yo creo que ha faltado, sin lugar a dudas, difundir un poco de qué estamos hablando y por qué el texto es importante. Creo también que al gobierno le ha faltado informar.

Pero, ¿no te han gustado las campañas?

Yo creo que las campañas se han enfocado, efectivamente, en las emociones. Estamos en un tiempo donde la ciudadanía no ha estado receptiva a recibir la información suficiente de qué es lo que estamos votando. Yo creo que eso es una realidad. Personalmente, como médico, creo que se ha generado una suerte de estrés postraumático del proceso anterior, lo cual ha hecho que la gente, todo lo que asocia a un proceso constituyente, lo vea en forma de rechazo.

Entonces, ha sido difícil. Y yo creo que en ese contexto las campañas han hecho un esfuerzo de, tal vez, generar motivaciones de otro tipo. La rabia es una emoción bien presente en este proceso. Eso es súper innegable. Hay mucha gente cansada, mucha gente hastiada, mucha gente que lo único que quiere es que termine este proceso.

Parte de lo que nosotros también decimos es que creemos que el 17 de diciembre, si gana él “A favor”, es mucho más probable terminar este proceso e iniciar un camino nuevo. Eso lo creemos de verdad. Estamos convencidos de que si el 17 de diciembre gana el “A favor”, tenemos una tremenda oportunidad de empezar a cambiar muchas cosas.

Hablemos del texto. ¿Por qué vas a votar a favor, y qué aspectos destacarías? 2 o 3 aspectos que tú crees que deberían provocar que la gente se desequilibre por esta opción.

Estoy convencida y lo decía anteriormente, de que si gana el “A favor” este 17 de diciembre empezamos a cerrar un proceso doloroso de cuatro años y se cierra no con una sensación de que no ha servido para nada estos cuatro años.

Lo primero, podemos entregarle al país una constitución hecha en democracia, creo que eso es relevante porque parte de las excusas que nos han mantenido divididos durante mucho tiempo ha sido de que no contamos con esta constitución legítima en su origen.

Creo también que logra hacerse cargo de los dolores de su tiempo, eso significa que se enfoca en la seguridad, principal angustia de los chilenos y da un sinnúmero de mandatos y lineamientos importantes para este o cualquier gobierno.

Lo segundo es que se enfoca en la clase media y por lo tanto también dice que hacia adelante este país tiene que visibilizar una clase media que lamentablemente ha estado muy apartada.

Y tercero, creo que tiene rostro de mujer, creo que se hace cargo de los anhelos de las esperanzas y de las luchas de las mujeres a lo largo del tiempo. Esos son tres ejes fundamentales hay muchos más pero esos son tres ejes fundamentales que justifican a mi juicio, de una forma bastante relevante, porque es importante que gane el 17 de diciembre la opción “A favor”.

Temas como la clase media y la seguridad, ¿realmente deberían ser estipulados en la Constitución?

Las constituciones nunca han sido la solución a todos los problemas. Fueron otros los que plantearon que el cambio de la constitución de Pinochet, que era el causante de todos los males, según lo que se nos ha dicho durante muchos años, iba a ser la solución a todos los problemas. Nosotros nunca dijimos eso.

Sí entendíamos que había que replantearse después de muchos años este pacto social, que es finalmente la constitución, un marco de hacia dónde vamos como país. Y en ese contexto, evidentemente, sin ser una solución y una varita mágica, ni siquiera esta constitución al día siguiente obviamente va a solucionar los problemas de un día para otro, sí da un mandato, y quiero ser súper claro para quienes nos están escuchando.

Este gobierno o los que vengan tienen un mandato claro de cuáles van a tener que ser sus prioridades. Y está escrito que uno de los mandatos fundamentales es la seguridad. Y ese mandato del deber del Estado de entregarle seguridad y del derecho a las personas a vivir en un entorno seguro es vital.

De ahí se desprenden un sinnúmero de normas que creemos que son importantes porque obliga al gobierno a legislar en ese camino, no en otro. En una policía fronteriza que resguarde la frontera por lo que estamos viviendo, en la migración irregular y todas sus consecuencias complejas. Segundo, la fiscalía supraterritorial, que habla de enfrentar el crimen organizado. Evitar tener que vivir de una manera local lo que hoy día es el crimen organizado, que es, frente a los jueces y a los fiscales, plomo o plata. O corrompemos a las autoridades o las amenazamos. Ese es el esquema de la fiscalía supraterritorial, de entender la complejidad del crimen organizado.

Pero todo lo que está diciendo parece un programa de gobierno, y ¿las constituciones no tienen que ir más allá?

Las constituciones son marcos de acción y lineamientos de hacia dónde van los países. Nosotros creemos que hay ciertas cosas que deben estar sí o sí.

Por ejemplo, principios pero también de acción, porque finalmente tiene que mandatar ese principio a convertirse en una realidad, de qué sirve un principio que queda en el aire y que no se materializa en algo.

Es lo que ha pasado, por ejemplo, con la defensoría de las víctimas. Que para ser honestos, ese proyecto parte en el gobierno de la presidenta Bachelet, sigue en el gobierno del presidente Piñera y ahora recién en el marco de esta discusión constitucional este gobierno piensa y lo plantea como una norma.

Eso es lo que nosotros no queremos. No queremos que quede a discreción de la voluntad de los gobiernos. Nosotros queremos que quede como un mandato y por eso es tan importante constitucionalizar principios y también generalmente la institucionalidad robusta que creemos que es importante que defienda a los chilenos y a los chilenos.

¿Qué ha pasado con la centroderecha, que se ha manifestado tanto a favor como en contra de este texto?

Yo creo que nosotros, y es importante transparentarlo, tenemos gente del sector, probablemente más duro por llamarlo de alguna manera, ¿no es cierto?, que está llamando a votar en contra. Lo cual nosotros creemos que es un grave error.

Nosotros creemos que esta es una constitución que defiende las ideas de la libertad, que entrega pisos mínimos de dignidad en materia de derechos sociales, ¿por qué? Porque la verdadera libertad, para los que creemos en la libertad, no puede estar supeditada a cuánta plata tienen las personas en el bolsillo. Eso no es libertad. Eso es que eligen algunos que tienen recursos para poder elegir.

Entonces, los que creemos en la libertad de verdad, creemos que aquí, en un Estado social de derechos que garantiza las libertades, está expresada realmente la libertad de las personas. Pero algunos plantean, y eso es innegable, que este Estado social y democrático de derechos, o, por ejemplo, el reconocer los pueblos originarios, la interculturalidad, o, por ejemplo, avanzar en materia de medio ambiente, no son parte del proyecto constitucional que tiene una parte, al menos, de nuestro sector.

Y nosotros fuimos capaces de entender que unas constituciones, como son no de esta generación, sino que, ojalá, de las próximas generaciones, teníamos que hacer un esfuerzo para que fuera lo más amplio posible. Y es por eso que este proyecto de constitución tiene llamados a la opción A favor, desde el Partido Republicano hasta demócratas amarillos, pasando por un expresidente como Eduardo Frei.

Nadie podrá decir que el expresidente Eduardo Frei es un presidente de ultraderecha, o que los principios que le está defendiendo para llamar a votar a favor están cargados hacia un sector político. Entonces, ese es el esfuerzo que hemos hecho, obviamente, y que tiene ciertos costos, que, efectivamente, los extremos, de lado y lado, no están de acuerdo con esta propuesta constitucional.

¿Pero en base a su respuesta, no cree que existe una interpretación errónea de lo que es un estado social y de derecho?

Discrepo, yo creo que cambia muchísimo, yo creo que primero es un principio que está declarado al inicio y por lo tanto es un nuevo mandato, como lo que decimos en materia de seguridad, de entregar este piso mínimo de dignidad.

Además se garantizan derechos sociales, que hoy día por ejemplo en la actual Constitución, que no se nos olvide, que cuando se llama a votar en contra se llama a mantener esta Constitución. En esta Constitución, por ejemplo, el derecho a la vivienda garantizado no existe. En el nuevo proyecto, en el que estamos llamando a plebiscitar el 17 de diciembre, el derecho a la vivienda sí existe.

En el materia, por ejemplo, de salud existe la ley que va a garantizar un plan único, universal, sin discriminación por sexo, por edad, por preexistencia. Este es un avance gigantesco en materia de salud.

¿Eso significa que todas nuestras cotizaciones irían a un solo fondo?

Significa que si fuera necesario para avanzar en este plan que las cotizaciones fueran a un fondo y de ahí distribuyéramos en un fondo de compensación por riesgo, se podría hacer.

Y con respecto a la educación o a las pensiones, por ejemplo, ¿dónde está el Estado Social?

En materia de pensiones, por ejemplo, en este proyecto de nueva Constitución se garantiza no solamente, obviamente que es importante y los ciudadanos nos lo han dicho, quien es el dueño de sus propias cotizaciones, que eso está garantizado en este proyecto y se evita lo que es el riesgo de la expropiación, que es un miedo que la ciudadanía tiene porque las constituciones también tienen que hacerse cargo de sus tiempos.

Pero más allá de esa discusión lo que garantiza es el derecho a la seguridad social y a la seguridad social amplia, por ejemplo, no solamente en tener una pensión de vejez, sino también de invalidez o proteger la maternidad, la paternidad, etcétera.

Ese principio está consagrado en esta Constitución y a diferencia de lo que se ha dicho y lamentablemente una vez más los fake news que nos ha tocado desmentir, esta propuesta de nueva Constitución no garantiza ningún sistema, pone límites a los sistemas que queramos desarrollar en materia de seguridad social hacia adelante.

Y ¿cuál es ese límite? Que los fondos son de las personas, no hay otro, las instituciones pueden cambiar, incluso las que hoy día existen pueden desaparecer, lo único que se les va a exigir con esta nueva Constitución es que proteja el derecho a propiedad de las personas.

¿Cómo se llega a la convicción de que la votación del domingo es un plebiscito al gobierno? ¿Compartes esta visión?

El plebiscito del 17 de diciembre es el plebiscito de si queremos una nueva constitución, un nuevo pacto, si creemos que efectivamente este texto es mejor de lo que tenemos y cómo nos vamos a relacionar como ley madre hacia adelante.

Personalmente creo que es la oportunidad de poder tener una constitución hecha en democracia que cierre un proceso doloroso, que no sea un proceso que lamentablemente no haya servido para nada, algo que la gente siente hoy día, porque si uno le pregunta a la ciudadanía si está mejor o peor que antes del 18 de octubre, la inmensa mayoría al menos dice que está peor.

O sea, más allá de los números que nos acompañan en esta afirmación, la percepción de la ciudadanía es que los cambios de fondo no han existido.

Entonces la pregunta es si queremos terminar este proceso habiendo sentido de que ha valido la pena este dolor, este desgaste, lo mal que le ha pasado a la ciudadanía o no. Eso es lo que creo que se votará el 17 de diciembre. Ahora, no hay que ser ingenuo. Ninguna elección, ninguna, está exenta de cómo se vive la política en ese momento. La elección de los consejeros constitucionales, por ejemplo, cuando el presidente Piñera estaba gobernando en medio de la pandemia con una discusión del retiro del 10% influyó en la elección de esos consejeros.

Entonces, más allá de que el texto es lo que se plebiscita, la votación está cruzada. Y eso es innegable, por cómo lo hace o no lo hace el gobierno del presidente Boric.

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