Martin Scorsese es uno de los directores más grandes de la historia del cine. Sin embargo, más allá de su genialidad y maestría creativa, es al mismo tiempo uno de los sujetos más agradables y graciosos de la industria. Incluso si tiene que reirse de sí mismo.
Así, dentro de toda la promoción de su última cinta, Killers of the Flower Moon, Marty se abrió ante la idea de ver sus propias películas en el cine.
El dilema de Scorsese con las salas de cine
Pese a que el debate de consumir las propias obras suele ser algo serio y recurrente tanto entre sus colegas y como entre los propios actores, el cineasta lo abordó con su típico humor, aunque no por eso falto de honestidad.
«Yo no hago eso. La gente habla y se mueve mucho. Soy bajito y siempre hay una persona grande delante de mí», le señaló a Variety. «Me pasa lo mismo con Broadway: no puedo ir al teatro. Hay alguien delante de mí y no puedo ver el escenario ni oír el espectáculo».
En esa línea, Scorsese comentó que se ha convertido en un gran fan de las salas IMAX: «Entras, puedes sentarte atrás y miras hacia arriba. En las proyecciones regulares, el público es un poco más ruidoso que antes».
Pese a eso, al mismo tiempo el ganador del Oscar por The Departed (2006) señaló que en los años 50 era similiar, con la gente gritándole a la pantalla. Así que al final del día, para él de todos modos «es muy importante apoyar las películas mientras están en la gran pantalla. Sólo espero un poco».
De esta manera, al contrario de encerrarse en la vida privada como algunos de sus contemporáneos, Scorsese a sus 81 años continúa abierto a los medios. Una fortuna para las nuevas generaciones de cinéfilos, y más considerando que continúa rodando películas.