El sábado pasado, la Dirección Antisecuestro y Antiextorsión de la Policía de Colombia capturó a 152 integrantes de las bandas criminales Tren de Aragua y el Clan del Golfo. Entre otras actividades criminales, los detenidos habrían participado en secuestros.
Para comparar experiencias, en Palabra Que Es Noticia tomamos contacto con Luis Fernando Trejos, académico en la Universidad del Norte, de Colombia, y experto en crimen organizado, conflicto y paz. Por sus investigaciones, Trejos ha sido amenazado por el Clan del Golfo en más de una ocasión, razón por la tuvo dejar su país por un tiempo.
Tras el caso de Ronald Ojeda, los secuestros han causado gran preocupación dentro de la ciudadanía. En esa línea, ayer se conoció la experiencia de una mujer en Independencia, que fue asaltada y retenida por alrededor de cuatro horas. Luego, fue obligada a vaciar sus cuentas bancarias. Es lo que Trejos llama “secuestro express”, práctica que ha emergido en Colombia en el último año.
Experiencia en Colombia
Como señala el académico, este tema ha sido un problema de larga data en Colombia. En sus palabras, en los años noventa “se construyó prácticamente una industria del secuestro”. Sin embargo, en la última década, luego de la negociación de la paz con algunos grupos armados, se logró que el fenómeno “disminuya casi a cero”.
Eso sí, Trejos advierte que “desde el año pasado ha habido un repunte, porque hay una crisis en el mercado de la cocaína global”. Por esta razón, las “organizaciones, vinculadas a esas economías, tienen que reemplazar las rentas de la coca por otras, y aparece el secuestro como forma de financiamiento”, plantea Trejos.
El académico argumenta que hoy en día, existe “una segunda generación de secuestradores, que no lo hacen amparados en la defensa de una ideología, sino que el crimen organizado lo utiliza para conseguir finanzas o para ajustar cuentas con sus rivales”. “Hay que verlo como parte del portafolio de rentas ilegales”, agregó.
Caso de Ronald Ojeda
Sobre el caso del exmilitar venezolano secuestrado, y luego encontrado muerto, Trejos piensa que “no se puede generar un patrón. Es un perfil de víctima con características muy particulares. Eso fue determinante en lo que sucedió”.
El experto agrega que “no lo hicieron personas novatas. Hay experiencia, infraestructura y logística para hacer el secuestro. Me imagino que las autoridades tienen que estar investigando esto”.
Por otro lado, el académico indicó que “por el perfil de la víctima, no descartaría la participación de personas no chilenas en el evento. Pero, es un caso particular que no se puede tomar como la regla”. “Tuvo que haber un autor o autores intelectuales”, agregó.
Asimismo, Trejos advierte que no se debe “homogenizar el delito. Hay que tomar caso por caso y ver cuáles son las motivaciones, y también los perfiles de las víctimas”.