¿Por qué Chile fue un país tan poco amigable con Pappo y su música? Salvo su éxito con Riff en el disco VII promediando los ‘80, el resto de su extensa trayectoria sigue siendo un mundo por descubrir para los amantes del rock, no así para los verdaderos conocedores del blues más eléctrico.
Pero me surge una contradicción y la ocasión vale para intentar aclararla. Cuando ya se cumplieron 18 años de la trágica muerte en la carretera del “Carpo”, un 25 de febrero de 2005 en la localidad bonaerense de Luján, en Chile existe un gran respeto y admiración por su extensa obra. Sin embargo, Norberto Aníbal Napolitano no fue un héroe capaz de convocar masas al estilo de Divididos o La Renga. Ambos ejemplos poderosos del legado dejado por el guitarrista a las nuevas generaciones de rockeros trasandinos.
Recuerdo que Hielo Negro hizo un cover de “Gato de la Calle Negra” de Pappo’s Blues. Pero desconozco si El Cruce, La Banda del Capitán Corneta u otros exponentes locales del rock o blues más crudo, tengan entre sus referentes al músico que naciera musicalmente en 1967 en Los Abuelos de la Nada.
Alguna vez, dialogando para otros menesteres periodísticos con Néstor Leal, me hizo recordar que Riff estuvo en Chile en 1985, compartiendo escenario con La Torre, Los Violadores y Feedback, en la capital y Valparaíso. Fue la primera vez que la aventura más pesada de Pappo pisaba suelo nacional. Riff venía precedido de toda clase de contraindicaciones desde Argentina. Sus shows en capital o el interior eran verdaderos festivales del caos y violencia, según consta en el libro de Sergio Marchi, “El Hombre Suburbano”.
Para qué hablar de Pappo’s Blues, su banda regalona por décadas en Argentina. Menos de Engranaje, Los Gatos, Aeroblus, o el colectivo La Pesada del Rock & Roll liderado por Billy Bond.
Me siguen surgiendo dudas acerca de Pappo Napolitano y su relación con Chile. ¿Podría ser un héroe legendario? ¿El valiente de la guitarra que sube al escenario del Madison Square Garden y toca a la par de un enérgico B.B. King, convirtiendo de esta manara, lo imposible en posible? Yo, al menos, me enteré de ese hecho por B.B. King y no por boca del “Carpo”… y eso que era nuestro vecino.
Pappo era un gigante. En Argentina así lo sienten. En Chile no me queda claro. Sergio Marchi, autor de su biografía, sostenía hace algunos meses lo siguiente: “Pappo siempre sintió que no se lo valoraba lo suficiente, que siempre tenía que estar remándola, peleando, explicando quién era…”. Por lo mismo, cuando ayer se cumplían 8 años de su muerte, una muerte que tal vez él soñó como algo ideal, entregar su alma en la carretera al mismo Satanás como manda la leyenda de los primeros bluesman, seguiré con la incertidumbre de no saber a ciencia cierta si a Pappo se le reconoció en vida como merecía en nuestro país.
Con Riff VII, el disco de 1985 que la FM se encargó de popularizar con hits como “La espada sagrada”, “Ojo animal”, “Ex-terminador”, “Dios devorador” y la inolvidable “Elena X”, Pappo la rompió. Pero fue sólo eso. Nunca oí en Concierto, Carolina, Galaxia, Tiempo o la propia Mundo Stereo -ojo, me puedo equivocar- algo por el estilo a “Sucio y desprolijo”, “El tren de las 16”, “El Hombre Suburbano”, “Solitario Juan”, “Blues de Santa Fé”, “Stratocaster Boggie”, “Fiesta Cervezal” o “Malas Compañías”. Ninguna me suena. Tal vez al interior de los círculos de fanáticos más fanáticos debe haber sido así.
Pero existe algo de lo cual sí estoy seguro con respecto a Norberto “Pappo” Napolitano. Podría el bluesman y su Les Paul Black Beauty llegar a ser el héroe mitológico que muchos consideran el mejor entre sus pares, pero distanciado de los dioses. Si me apuran lo podría asegurar afirmativamente. La madrugada del 25 de febrero de 2005, el músico nacido en La Paternal le hizo saber al rock, que sí era mortal….