Sin duda que tener a un Pink Floyd en Chile era un sueño que tuvimos toda la vida. Aquella febril idea de que podrían haber tocado en el valle de la luna era un divertido mito urbano que solo hacía crecer la ansiedad. Hasta que llegó el martes 05 de marzo de 2002. Ese día, Roger Waters tocó por primera vez en nuestro país.
La visita del ex bajista y genio de Pink Floyd (de hecho, así se promocionó su llegada a Sudamérica) se convertía en lo más cerca que podríamos estar de la leyenda, Con David Gilmour, Rick Wright y Nick Mason en pausa tras «The Division Bell», el turno de mantener vigente sobre los escenarios el legado de la banda lo tomó quien fue su líder de facto hasta «The Final Cut». Y Waters sabía cómo satisfacer la demanda por un legado enorme.
Roger Waters trajo a este rincón le mundo la gira In The Flesh; que comenzó en 1999 y que tuvo un registro en vivo de 2000, en donde la mayoría de lo interpretado eran canciones de Pink Floyd. Si miramos el set realizado en Chile, nos encontramos con que 21 de las 26 canciones interpretadas son de su ex banda. Todo estaba claro: esa noche, la mística de Pink Floyd se nos presentaría gracias a una figura fundamental.
Hubo clásicos de todas las etapas. Por supuesto, secciones dedicadas a «The Dark Side of the Moon», «Wish You Were Here», «Animals» y «The Wall», el cuarteto de discos con los que Pink Floyd definió los 70. Pero también hubo un repaso conciso a su carrera como solista.
Y tan solo fue la primera vez. Ya vendrían repasos completos al lado oscuro de la luna. Ya llegaría el muro en dos noches seguidas. Y también nos faltaba otro show de repaso de clásicos y un nuevo disco en solitario bajo el brazo. Nada de eso hubiese sido posible sin esta primera vez de Roger Waters en Chile, en su primer Estadio Nacional.