A raíz del asesinato del teniente Emmanuel Sánchez, el pasado miércoles, la discusión sobre las órdenes de expulsión de migrantes irregulares ha vuelto a cobrar importancia. La principal relación del tema con el caso del carabinero asesinado sería la revelación de que uno de los involucrados en el crimen habría tenido orden de expulsión desde 2020.
A partir de esta situación surgen preguntas como: ¿Por qué no se ejecutan estas órdenes con mayor eficacia? ¿Cómo funcionan las expulsiones? ¿Es posible llevarlas a cabo?
Buscando entender mejor la situación, en Palabras Sacan Palabras, recibimos a Rodrigo Sandoval, exjefe del departamento de Extranjería y Migración durante el segundo gobierno de Michelle Bachelet y doctor en Migraciones.
Cuestión aritmética
Una de las cosas que a Sandoval le parecen preocupantes, es la idea de que las expulsiones son la solución a los problemas de migración. Sin embargo, el experto invita a hacer un “cálculo que es aritmético, bastante simple”.
“Si nosotros sumamos las personas que se han autodenunciado, es decir, solamente las que han ido a la policía de investigaciones a decir: ‘Oiga, yo ingresé en forma clandestina’, son 170.000 personas en los últimos 4 años”, indica Sandoval.
De ese número, “por legislación, no existe una forma de regular su ingreso”. “Por lo tanto, todas, tarde o temprano, deberían ser expulsadas”, complementa el doctor en Migraciones.
“A esas 170.000 personas las podemos meter en un avión, con suerte, 60 por avión. Un avión solamente dedicado a expulsarlas. Cada avión tiene un costo de 120 millones de pesos”, agrega Sandoval.
Si a esa cantidad de personas, “las enviamos en un vuelo, día por medio, estamos hablando de 183 vuelos al año. Es decir, 11.000 personas expulsadas al año. Todas las personas que están hoy día, las expulsamos en 16 años”, indica el experto.
“Si nosotros hacemos un vuelo a la semana, estamos hablando de que las vamos a expulsar en 54 años. Si nosotros las expulsamos con un vuelo una vez al mes, estamos hablando de que en 236 años, podemos terminar expulsando a las personas”, concluye Sandoval.