Garbage se encuentra celebrando la nueva edición del aclamado Bleed Like Me. Sin embargo, aun cuando es uno de los discos favoritos de los fanáticos, muchos desconocen que se grabó originalmente durante un periodo de mucha tensión.
En una nueva conversación con el medio inglés NME, Shirley Manson ha abordado las circunstancias que rodearon al álbum de estudio lanzado en 2005. «Para ser sincera, nunca tuve una relación especialmente buena con ese disco hasta hace relativamente poco», declaró la frontwoman.
«Lo publicamos en un momento de inmensas luchas dentro de la banda, y de menguante interés por parte de nuestro sello discográfico y del público en general», explicó.
En esa línea, detalla que «No éramos hijos de nadie en esa discográfica porque no nos querían allí necesariamente. Habían comprado nuestro sello Almo, que era un pequeño sello independiente, y nos habían metido en una situación en la que éramos un pez pequeño en un estanque enorme. En aquella época, Interscope era sin duda el mayor grupo del sector, y nos quedamos atrapados sin un A&R interesado en nosotros».
No obstante, los problemas crecieron cuando la cantante se enteró, a través de una tercera persona (que no reveló), que el sello decidió invertir en No Doubt había en vez de Garbage.
«No Doubt son amigos nuestros, les queremos mucho y esto no les afecta en absoluto, pero oírlo de una estrella del rock muy conocida y apreciada fue devastador. Me contó esta historia y luego fue una guerra. No iba a volver a hacer una mierda para esa discográfica nunca más», afirmó la escosesa.
Shirley Manson carga contra la industria
A partir de esto mismo, la compositora abordó los aún controversiales modos bajos los que funciona el mundo de la música para los artistas
«Ahora hay músicos que son ricos por su cuenta -quizá proceden de una familia adinerada- y pueden empezar a labrarse una carrera en la industria musical», meditó Shirley. «También sobreviven los artistas que disfrutan de un éxito fenomenal.
No obstante, aquello en contraste a un fenómeno donde «se están perdiendo las bandas de principiantes procedentes de la clase trabajadora y cualquier clase media de músicos. No son los que hacen música realmente accesible, que suena a mainstream, sino los que asumen riesgos. Quizá hagan música muy heavy, esotérica y extraña.
«Se puede oír esa tensión capitalista y económica en la música actual. Es un sinsentido y una angustia. Todo el mundo sale perdiendo. Lo que les está pasando a los jóvenes músicos -y subrayo la palabra jóvenes- es una puta barbaridad. Alguien del gobierno tiene que ir a ayudarles, porque esto no está bien. Es abusivo», sentenció.