The Replacements es una verdadera institución del rock alternativo y el indie. Su hermosa y ebria dejadez es perfectamente natural. De hecho, es la banda sonora de muchas de las vidas de una generación completa.
La mezcla de géneros también era natural para los Replacements. «Hootenanny», el segundo álbum lanzado el 29 de abril de 1983, y que grabaron principalmente en «un almacén en un horrible suburbio al norte de Mpls», captura a la joven banda en medio de influencias que van desde el punk hasta el rock clásico y los Beatles. «Mr. Whirly» es una parodia estridente de «Strawberry Fields» y «Oh! Darling». Todo en menos de dos minutos respetablemente punk.
Pero, ¿realmente se estaban riendo a expensas de los Fab Four? A finales de los años 80, Paul Westerberg se había establecido como el Lennon/McCartney de la radio universitaria. Capaz de escribir canciones tan frágiles que se romperían si las mirabas mal y rockeras que no podrías perforar si no las escuchabas. Tenía que hacerlo.
Es posible que se hayan estado burlando de los Beatles. Pero lo más probable es que este álbum capture tanto al compositor como a la banda en un momento vulnerable. Ocultar las propias inseguridades bajo un exterior sarcástico es una estrategia bien establecida para desviar las críticas, después de todo, y los Replacements todavía estaban encontrando su equilibrio. Al productor Paul Stark se le cita en «Our Band Could Be Your Life» diciendo que el álbum «era una completa broma desde su punto de vista: no les importaba lo que entregaban».
Pero no es así.
Cortes como «Within Your Reach» son tan buenos como cualquier otro en el catálogo de la banda. Cameron Crowe debe estar de acuerdo: seis años después del lanzamiento del disco, el director incluyó la canción en el clásico de John Cusack, «Say Anything». La banda todavía lo incluye en su set en vivo, también, difícilmente el acto de un grupo de tipos a los que no les importaba lo que entregaban.
Ese sonido más suave fue un poco un enigma para los fanáticos de su álbum debut, «Sorry Ma Forgot to Take Out the Trash». Ese disco era una sabrosa porción de hardcore, por lo que los sintetizadores y las letras enamoradas presentaban un problema: ¿lo odio por la suave «Within Your Reach» o lo amo por el thrashy «You Lose»?
Este es quizás el mayor regalo que los Replacements otorgaron a la escena alternativa: no tenías que elegir. Estaba bien que me gustaran los sintetizadores y las guitarras trepidantes, las canciones suaves y el punk que induce al mosh pit. Treinta y dos años después, está bien celebrar a Trent Reznor y Paul Westerberg uno al lado del otro, ¿qué tal eso?
El disco vendió 38 mil copias en vinilo, las últimas mil impresas a finales de los 80 «para quedarse sin cubiertas», según el sitio web de Twin/Tone. Eso hace que las copias originales sean altamente coleccionables, a menudo negociadas por más de 100 dólares. (Hablando de chaquetas, la portada del álbum es un homenaje a una compilación de música folclórica de principios de los años 60 titulada «The Original Hootenanny»).
La recepción de la crítica fue sólida, con el crítico de Village Voice, Robert Christgau, calificando el álbum con un sólido B+. «Si el espíritu del rock and roll es lo que buscas, te encantarán», dijo. «Pero debido a que lo tocan tan suelto, gravitan hacia el ruido descuidado, lo que significa que con demasiada frecuencia son más conceptuales de lo que debería ser una banda de rock and roll suelta y despreocupada».
El siguiente fue «Let It Be» de 1984, la obra maestra de la banda. A partir de ahí, fue un glorioso descenso cuesta abajo hacia canciones más introspectivas de Westerberg y un comportamiento cada vez más ebrio y frustrado del guitarrista Bob Stinson. Dos años más tarde Stinson fue despedido, y en 1991 la banda dio por terminado el día.
Westerberg y el otro Stinson de la banda, el bajista Tommy, se reunieron en 2012 y han estado de gira como The Replacements desde entonces. En sus sets en vivo, incluyen el favorito de «Hootenanny», «Color Me Impressed».
En 1983, «Hootenanny» pudo haber sido una broma para Westerberg y compañía, y 29 años después sigue siendo un desastre perfecto… y nos encanta.