Dentro de la cartelera de conciertos en nuestro país, siempre llena de grandes nombres clásicos, destaca también la presencia de nombres que vienen por primera vez y que aparecieron en esta última década, renovando el circuito con propuestas frescas y muchas veces sorprendentes. Es el caso de Squid, combo inglés de algo que se ha dado por llamar post punk, pero que engloba diversas corrientes experimentales.
Están promocionando su segundo disco “O Monolith” de 2023, después de haber dado mucho que hablar con su debut “Bright Green Field” de 2021. La cita va a ser el jueves 16 de mayo en el Club Chocolate del barrio Bellavista de Santiago y las entradas están en Puntoticket.
Como en su breve pero explosiva carrera han cosechado una buena base de fans que esperaban esta primera llegada a Chile, decidimos ponernos en contacto con uno de sus integrantes, el guitarrista y bajista Louis Borlase.
“Nunca antes habíamos tocado en ningún lugar de Sudamérica, así que este es un momento realmente emocionante para nosotros. Hemos querido llegar allí durante mucho tiempo y sí, finalmente está sucediendo”, dice de entrada.
-Y traen la gira de su segundo disco, “O Monolith”. Por favor cuéntanos algunas palabras sobre cómo sientes con este nuevo álbum y todo lo que está pasando con él, porque le está yendo bastante bien.
-Sí, es un gran álbum para tocar en vivo también. Es una especie de culminación de mucha escritura durante los últimos años. Y parte de la música de ese disco se ha convertido, para nosotros, en algunas de nuestras canciones favoritas para tocar en vivo en un show. Así que es muy emocionante ir y tocarlas, porque cada vez que lo hacemos parecen cambiar un poco.
-Todo el mundo piensa que es muy difícil hacer un segundo álbum después de un muy buen debut. ¿Cómo fue para ustedes? ¿Sientes ese tipo de presión de la que todo el mundo habla?
-Sí, creo que hay presión. Creo que en el caso de Squid, la mayor parte provino de nosotros mismos. No queríamos que fuera demasiado fácil. Creo que queríamos que fuera un avance, en lugar de una especie de reversión de lo que ya habíamos hecho. Entonces, sí, establecimos algunas reglas que teníamos que imponernos para seguir esforzándonos, seguir desafiándonos a nosotros mismos cuando se trata de escribir música que nos parezca interesante. Fue necesario mucho decir “no” a ciertas cosas, decir “sí” a otras, pero sobre todo asegurarnos de no decir lo mismo dos veces.
-Mencionaste las reglas. ¿Te gusta seguir algunas reglas o te gusta ir siempre en contra de ellas?
-Un poco de ambas cosas. Creo que estamos en contra de las reglas que quizás se esperan de nosotros. Y las que seguimos son las que nos hemos fijado a nosotros mismos. Eso hace que la música sea algo interesante. Y un desafío, también. Para nosotros tiene que haber un equilibrio entre lo que es una fórmula, pero también lo que surge de forma natural.
-El primer single «Swing (In a Dream)», ¿es cierto que surgió a partir de un sueño de Oli, el cantante y baterista? ¿Cómo fue esa historia?
-Sí, creo que Oli tuvo un Armagedón climático y soñó con ser arrastrado por el aumento del nivel del mar. Hemos estado trabajando en la música de forma muy instrumental durante un tiempo y las letras aparecieron más tarde. Creo que Oli tuvo este sueño y de alguna manera impulsó la energía para que el resto del álbum siguiera su ejemplo. Entonces fue realmente en un sueño que toda esa energía vino para la canción. Y una vez que se escribió “Swing (In a Dream)”, creo que gran parte de la música siguió su ejemplo. Es lo que marcó la pauta para el resto del álbum con su tipo de equilibrio entre elementos electrónicos y acústicos. Entonces todo surgió de un sueño muy angustioso y estresante.
-Hablando de la dirección musical que tomó Squid en este álbum, ¿qué nos puedes contar de esa exploración melódica, cómo fue el proceso creativo?
-Creo que para nosotros, explorar la melodía y entrelazar ideas melódicas era un verdadero interés clave en ese momento. Queríamos tomar lo que ya sabíamos que habíamos estado haciendo bastante bien y empujarlo un poco, lo que permitía este tipo de contraparte e interacción entre diferentes voces melódicas, tanto instrumentales como vocales, siendo estas una especie de tejido textural de diferentes capas. Creo que nuestro álbum anterior “Bright Green Field” había sido realmente algo que existía en la fuerza de superponer sonido y textura. Pero con esto, queríamos filtrarlo a detalles individuales donde nunca se sabe realmente de dónde viene una melodía. ¿Está en una guitarra, está en un teclado? Esta es una especie de combinación de todas las diferentes melodías que es mayor que la suma.
-Una de las cosas de Squid que llamó la atención de todos es el nivel de originalidad. Algunos llaman a su estilo post punk, o lo que sea, pero es música fresca y eso es lo importante. ¿Qué tan difícil es hacer algo realmente original en estos días?
-Creo que se necesita un artista o una banda con opiniones firmes. Nosotros somos cinco personas en la banda y escuchamos música diferente. Tenemos nuestras diferentes obsesiones musicales y a veces se alinean y otras son bastante dispares. Entonces, para nosotros, creo que hacer música original proviene de un lugar en el que simplemente no queremos tomar siempre la opción fácil. Creo que nos llevaríamos bien haciendo música que fuera… ya sabes, súper simple y siguiera una fórmula y posiblemente fuera un poco más comercial. Pero tomamos otro camino. La música es algo que no siempre suena tan dulce o fácil como crees que podría ser. Tiene que haber un desafío para todos nosotros cuando escribimos. Así que eso siempre está en el fondo de nuestras mentes.
-En ese sentido, como guitarrista y bajista, ¿qué tipo de músicos te gusta escuchar? ¿Tienes algunos referentes que tomes como inspiración?
-Sí, acabo de escuchar a una banda llamada Channel Beats, que es una especie de combinación realmente interesante de ritmos bastante parecidos a los de un productor de estudio casera, pero con una guitarra acústica de cuerdas de nailon muy bellamente grabada. Eso es realmente emocionante. Creo que la guitarra es como la principal influencia y el tipo de tono siempre proviene de algún tipo de clásico como el de Neil Young o Bert Jansch, el tipo de músicos folk que hay. La guitarra y el bajo son siempre esos instrumentos de los que se puede sacar mucha inspiración. Pero al final del día, tu forma de tocar se reduce a, ya sabes, la forma, el diseño y la técnica de tus manos y todo es diferente. Creo que eso es lo que lo convierte en un gran instrumento.
-Hablando del show, para aquellos que nunca han visto a Squid en vivo, ¿qué se puede esperar? ¿Cómo es la experiencia de estar en un concierto de Squid?
-Oh, bueno, si la gente que viene conoce nuestra música, escuchará canciones que conocen y aman. Pero para nosotros, es una experiencia realmente divertida salirse un poco del sendero. Tenemos muchos momentos de improvisación prolongados que regresan a las canciones que la gente reconoce. Entonces es una especie de tira y afloja entre la improvisación y lo establecido. Pero en última instancia es un lugar para que toquemos todas las canciones en diferentes órdenes en los que se suela esperar.
-La improvisación es todo un arte, más difícil de lo que parece. ¿Cómo es para ustedes?
-Es una buena manera de romper un poco el libro de reglas. Pero también creo que es muy importante para nosotros desarrollarnos como músicos al practicar esa improvisación y el nivel de incertidumbre que conlleva.
-¿Cuánto depende de la energía y la atmósfera de cada público y cada show?
-La energía del público es siempre el verdadero tipo de fuerza instrumental en cuanto a cómo empezamos a improvisar y cómo equilibramos eso con las canciones que ya están escritas.
-Eso es todo para nosotros por ahora. ¿Palabras finales para invitar a la gente?
-Va a ser muy divertido. Es la primera vez que tocamos en Sudamérica y será un momento realmente emocionante para nosotros. Gracias a todos, nos vemos ahí.