Ya se encuentra en librerías Los parientes pobres, la última novela del escritor y columnista Rafael Gumucio, que presenta una hilarante radiografía de las clases acomodadas latinoamericanas. En palabras del autor, este es un libro social chileno de una especie de comedia-incesto y “tipo José Donoso, pero cómica”.
En Palabras Sacan Palabras, Andrea Moletto recibió al columnista y escritor para conocer más detalles sobre la obra, y analizar la contingencia nacional.
Los parientes pobres
Sobre la trama de su última novela, el autor adelanta que una de las temáticas centrales es el incesto. “La idea de esto es una familia, que se cruzan entre ellos, donde hay mucho incesto, mezcla de primos, y todas estas cosas”, explica Gumucio.
“La situación inicial son dos ancianos, que están en un hogar de ancianos y se olvidaron de que eran hermanos. Entonces, empiezan a pololear”, dice, entre risas.
“La familia de los respectivos novios se preocupa, porque dicen: ‘esto es incesto. Pero, por el otro lado, tampoco van a quedar embarazados, si tienen 90 años’. Pero la pregunta es: ¿qué hacemos? De alguna forma están súper enamorados. Si los separamos se van a destruir. Pero, por el otro lado, son hermanos, y esto no lo podemos permitir”, relata Gumucio.
Perro Matapacos
Además de comentar sobre su libro, al ser consultado por el resurgimiento de la figura del “perro matapacos” del estallido social, Gumucio afirma que “todos, de alguna forma, acariciaron a este perro”.
“El matapacos, que es un nombre muy poco inteligente, es una teoría, una visión de mundo que fue el estallismo, el octubrismo. Es una visión de la protesta social que no necesita ningún líder, ninguna agenda, ninguna revolución. Que puede ser un perro el dueño. Y que un perro puede liderar las hordas renovadoras de la sociedad mundial. Esa era la teoría, eso es lo que hay detrás del matapacos”, argumenta Gumucio.
“Es un poco cínica la idea de que los del Frente Amplio son los matapacos. ¿Y los del socialismo democrático no? ¿Los de la Sofofa no? Y tantos empresarios, gente de derecha, que también, sin ser del matapacos, adhirieron a un fenómeno. Y estaban todos pidiendo disculpas y haciendo llantos. La verdad es que toda la elite política, o casi toda, se compró todo el cuento este”, agrega
“No sé quién se puede escapar del matapaquismo. Todos, de alguna forma, acariciaron a este perro”, complementa el escritor.
“Ninguna revolución en el mundo puede ser liderada por un perro, que, además no tiene idea de lo que está pasando. El perro era el más inocente de todos. Un perro no puede ser un ideólogo, de ninguna revolución”, concluye Gumucio.