Hace un tiempo que Paul Di’Anno volvió a aparecer en un escenario, pero se lo vio en una silla de ruedas que no deja de ser su principal compañera y enemiga al mismo tiempo. Todo, debido a las inacabables complicaciones de salud del cantante.
En una nueva conversación con The Metal Voice, el frontman original de Iron Maiden habló sobre los altibajos de su tratamiento, casi dos años después de someterse a una importante operación de rodilla en Croacia.
«La culpa es mía, porque seguimos interrumpiendo, yéndonos de gira», sostuvo en relación a la lentitud de la recuperación. «Y a veces tenemos que hacerlo, porque las putas facturas son astronómicas, por la atención médica y eso.
Pese a los costos y que se ha visto obligado a tratarse en Croacia en vez de Inglaterra, Di’Anno afirma que «hay que hacer lo que se pueda, pero nos hemos tomado un par de meses para ponerme en marcha, creo que también por el bien de mi cordura, porque he tenido tendencias suicidas durante los últimos años. Es demasiado. No soy una de esas personas que deberían estar sentadas todo el puto día».
La salud mental de Paul Di’Anno
Después de que el entrevistador sugiriera que salir de gira es «probablemente mejor» para la salud de Paul que quedarse sentado en casa, el británico aclaró: «Es malo para mi salud. No es bueno para mí, porque no me hago la fisioterapia ni el drenaje linfático que necesito.
«A veces se puede, pero no todo el tiempo. Es muy difícil. Y, obviamente, el traslado de A a B, a los aviones y a los autobuses y todo eso. Pero tocar en directo te hace muy bien [mentalmente]».
Explicando su estado de ánimo mientras intenta llegar a un punto en su recuperación en el que pueda volver a caminar por sí mismo, Paul Di’Anno dijo: «Sí, paso mucho tiempo aislado, sobre todo donde vivo, porque vivo en el campo y no viene mucha gente a visitarme. Y he estado muy enfermo los dos últimos meses, con una infección tras otra, porque el año pasado cogí una neumonía en México. Estuve allí haciendo fisioterapia después de terminar una gira».