Jim Morrison no estaba para nada en el buen camino cuando se dirigió a París a comienzos de 1971 durante la mezcla del álbum «L.A. Woman» de The Doors. Pero durante un tiempo, sus allegados tenían la esperanza de que pudiera resolver sus problemas personales. Y encontrar el camino de regreso a un estado de bienestar físico, emocional y creativo. Esas esperanzas se desvanecieron el 3 de julio de 1971, hace 53 años atrás. Ese día, el cuerpo de Morrison lo encontró su novia Pamela Courson en la bañera del apartamento que compartían.
Su vida se había visto cada vez más envuelta en la controversia durante los años previos a la mudanza a Francia. Y, lamentablemente, ese siguió siendo el caso incluso después de su deceso. Poco después de que se diera a conocer la noticia, la muerte de Jim Morrison cayó bajo una persistente sombra de sospecha. Fans y amigos cuestionaron todo, desde la causa oficial (una «insuficiencia cardíaca» molesta e inespecífica) hasta los eventos que supuestamente ocurrieron durante las horas previas a su fallecimiento
La muerte del líder de The Doors, de hecho, se investigaría eventualmente de forma tan exaustiva como su vida. Se dedicaron libros enteros a sus últimos días. Decenas de rumores, muchos de ellos infundados, que pretenden ofrecer la «historia real» de cómo murió. O, según otros, cómo logró fingir su muerte y vivir recluido durante décadas.
Debido a la imagen pública y las inclinaciones privadas de Morrison, siempre pareció seguro asumir que las drogas estuvieron involucradas en su muerte. Más de alguien dio un paso adelante a lo largo de los años para afirmar que fue asesinado por heroína de mala calidad suministrada por el notorio traficante Jean de Breteuil, una muerte que luego supuestamentese encubrió por un par de traficantes de nivel inferior acusados de contrabandeando el cuerpo del cantante en el apartamento. Esta teoría es la base de un libro escrito por uno de los autodenominados amigos de Morrison, y la cantante Marianne Faithfull le ha dado más o menos credibilidad. Aún así, sigue sin confirmarse.
Lo que no tiene discusión es que después de ese día de julio, Jim Morrison se había ido, y una de las carreras más turbulentas e impredecibles del rock terminó con su partida. Sin embargo, en otro sentido, la estrella de Morrison no ha hecho más que crecer durante las siguientes décadas.
The Doors dejó de grabar unos años después de su muerte, pero su música continúa vendiéndose bien, sirviendo como base para decenas de libros, películas, compilaciones y proyectos derivados. Incluso en la muerte, el Rey Lagarto sigue vivo.