El simple, directo y bastante positivo debut homónimo de un nuevo y ambicioso grupo llamado Yes llegó el 25 de julio de 1969, hace 55 años atrás. Detrás de su anodino arte de portada se encuentran las semillas de una de las carreras con más historia y más innovadoras del rock progresivo.
En los embriagadores días de finales de los 60, los tesoros musicales escondidos a simple vista eran sorprendentemente comunes. En ese momento, la escena musical de Londres bullía con una tienda interminable de sonidos de rock progresivo. El desarrollo lo motivó principalmente (como todas las cosas) el notable ritmo evolutivo de los Beatles. Pero acelerado últimamente por la llegada de nuevos grupos emocionantes con nuevas perspectivas. Pink Floyd, King Crimson y Procol Harum, por nombrar solo algunos.
Fue a partir de esta fértil sopa primordial de rock progresivo que Jon Anderson (voz), Peter Banks (guitarra), Tony Kaye (teclados), Chris Squire (bajo) y Bill Bruford (batería) dieron sus primeros pasos tentativos a través de su ocho canciones formativas, pero prometedoras, del debut de Yes.
Habiendo sido testigo de King Crimson, entonces el punto culminante de la invención del art-rock, en un show unos meses antes, Yes aportó un virtuosismo audaz y un ataque vigoroso tanto a su material original (ver el paso casi proto-metal de «Beyond and Before» y el interminablemente cambiante «Survival» de pantalla ancha y versiones de «I See You» de los Byrds y «Every Little Thing» de los Beatles (ambos completamente transformados con fugas de jazz e improvisaciones frenéticas hasta que quedaron meras conchas de los originales).
Al contrario, «Yesterday and Today» y «Sweetness» de Anderson, su primera colaboración con Squire, ofrecieron suaves respiros y melancólicas baladas. Mientras que temas precozmente completos, «Looking Around» y «Harold Land» introdujeron futuros sellos de Yes. Ahí encontramos las armonías vocales registradas de Anderson y Squire. También el bajo contundente de este último inspirado en su héroe, John Entwistle de The Who.
El disco homónimo de Yes ya dio clara evidencia del potencial y la ambición del joven quinteto, por no hablar de su imaginación aparentemente ilimitada. Si bien se perdió las listas de éxitos en todas partes menos en Australia, el LP obtuvo muchas buenas críticas (incluidas, en particular, las de Lester Bangs de Rolling Stone) y atrajo a un pequeño número de seguidores.
Esos fanáticos se quedaron con el grupo a pesar de la recepción mixta otorgada a su segundo álbum de 1970, «Time and a Word». Fueron recompensados por su lealtad un año después cuando la banda se abrió paso con «The Yes Album».