Un nuevo estudio de Stanford Medicine mostró que las moléculas y microorganismos del cuerpo sufren cambios drásticos que marcan el envejecimiento en dos edades.
La investigación postula que el cuerpo no pasa por cambios graduales y cronológicos. En cambio, ocurre en dos “ráfagas de envejecimiento”, que se dan en promedio entre los 44 y los 60 años.
En Palabras Sacan Palabras, Andrea Moletto y Álvaro Paci conversaron con Ricardo Ortega, Médico Cirujano miembro de la Academia Estadounidense de Medicina Antienvejecimiento
Edad de envejecimiento
«El estudio muestra que, entre los 45 y 65 años, hay tres picos importantes de envejecimiento: a los 44, 60 y 80 años”
“Por ejemplo, a partir de los 40 años, la testosterona comienza a disminuir alrededor de un 3% anual, lo que lleva a la conocida andropausia», explicó Ortega.
Uno de los aspectos más destacados del estudio es “la reducción de los factores inflamatorios en el cuerpo a los 44 años, lo que podría desencadenar pequeñas crisis de salud”, agregó.
Ortega señala que «después de los 40 años, es común ver una disminución en la testosterona y un aumento en problemas inmunológicos, lo que justifica la inclusión de personas mayores en campañas de vacunación».
Sin embargo, enfatiza que estos cambios no afectan a todos por igual. «El envejecimiento no es un proceso uniforme. Un estilo de vida sedentario o una mala alimentación pueden acelerar estos cambios. Factores como la calidad del sueño también son clave. Dormir entre 6 y 8 horas es fundamental para mantener un buen estado de salud».
Prevención
En cuanto a la prevención y el manejo de los efectos del envejecimiento, Ortega recomienda realizar un control anual de las hormonas, mantener una dieta baja en alimentos procesados, y hacer ejercicio regularmente. «Para aquellos que experimentan una disminución hormonal, existen tratamientos de reemplazo con geles e inyecciones, aunque no todos los hombres ven grandes beneficios», afirmó.
Además, el especialista destacó la importancia de controlar el consumo de azúcar y mantener un peso saludable. «Muchas personas empiezan a desarrollar hipertensión y diabetes en estos periodos debido a alteraciones en la insulina”
“Un abdomen abultado suele ser un indicativo de problemas con la insulina, que puede ser controlado mediante una dieta adecuada y el uso de probióticos», concluyó Ortega.