Queen es uno de los pocos nombres en la historia del rock en el que los cuatro miembros participaron individualmente en el proceso de composición. Pero ninguno contribuyó con más canciones o más éxitos que Freddie Mercury. Su singular voz e inimitable dominio del escenario y del público le valieron el estatus de ícono mucho antes de que el SIDA le robara al mundo su talento.
Además, como verán en nuestra lista de los 10 clásicos esenciales de Freddie Mercury en Queen, la música que creó con el grupo conserva su atractivo que llena estadios y su brillo glamuroso décadas después.
En Futuro, recordamos a Freddie Mercury en el día en que hubiese cumplido 78 años con sus 10 clásicos esenciales en Queen.
Bohemian Rhapsody
¿Qué queda por decir que no se haya dicho ya sobre este clásico? «Bohemian Rhapsody» suena tan ambicioso, revolucionario y ridículo (pero de la mejor manera posible) hoy como lo hizo hace casi décadas cuando Queen lo presentó por primera vez. Dejando los oídos zumbando, los ojos saltones y las mandíbulas abiertas. En pocas palabras, nada más se compara con la obra maestra de Freddie Mercury; es su canción definitiva, y la de Queen.
Killer Queen
El exitoso sencillo de Queen condensa asombrosamente todas sus novedosas marcas sonoras (las guitarras armonizadas de Brian May, esas voces superpuestas, etc.) en tres minutos casi perfectos de glam rock pesado y orgiástico. No es de extrañar que la canción arrasara en Top of the Pops en el otoño de 1974. Con una letra que cita todo, desde Moet Chandon hasta María Antonieta. Desde caviar hasta etiqueta, guillotinas y rayos láser, todos ellos destinados a evocar tanto el lujo como el absurdo.
Crazy Little Thing Called Love
El primer sencillo No. 1 de Queen en EE. UU., el juguetón e irresistiblemente pegadizo «Crazy Little Thing Called Love» eliminó los arreglos densos que se encuentran en la mayoría de las canciones de Queen. Y «desnudo» es la palabra clave. Mercury supuestamente compuso su tributo a Elvis Presley y al rock ‘n’ roll de los años 50 mientras descansaba en un baño de burbujas. Más tarde, el cantante interpretaría él mismo las partes de guitarra rítmica acústica de la canción, en el estudio y en los conciertos de Queen, para deleite de los fans.
Death on Two Legs (Dedicated to … )
Ojalá nunca te hayas cruzado con Freddie Mercury. Es posible que hayas encontrado tu villanía inmortalizada en una canción. Tal fue el destino del ex-mánager de Queen, Norman Sheffield, en la fulminante apertura de A Night at the Opera. «Death on Two Legs» adorna los insultos abrasadores de Mercury con los poderosos acordes al estilo Tiburón de Brian May. Quizás, como era de esperar, Sheffield demandó a Queen por difamación después de escuchar la canción por primera vez. Luego fue un paso más allá y escribió un libro completo para cuestionar esta leyenda.
My Fairy King
Lo más destacado del primer LP de Queen, «My Fairy King», representa uno de los primeros florecimientos a gran escala de la imaginación ilimitada de Mercury, el eclecticismo que dobla el género y el talento único. Además de mostrar la amplia gama de sus habilidades de voz y piano, las glorias rococó de la canción y la narración fantasiosa presagian algunas de las creaciones más grandiosas, salvajes y ambiciosas de Freddie Mercury para la banda en los años venideros.
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We Are the Champions
Es natural que el líder de una de las mejores bandas de rock de estadio de la historia proponga uno de los mejores himnos en los deportes. Con un poco de ayuda de la complementaria «We Will Rock You» de Brian May, esta canción pronto hizo que las audiencias de todo el mundo se pusieran de pie, sin importar cuán grande fuera la arena en la que Queen se encontraba cada vez más actuando a medida que aumentaba su base de fans global. No sorprende mucho que un equipo de investigación científica identificara más tarde a «We Are the Champions» como la canción más pegadiza en la historia de la música popular.
Love of My Life
Escrita por Freddie Mercury para Mary Austin, su novia en ese momento, apareció originalmente en A Night at the Opera de 1975 con un arreglo excesivamente florido y cargado de arpa que resulta casi demasiado empalagoso para tragar. Sin embargo, «Love of My Life» encontró una segunda vida cuando se presentó en el escenario a dúo entre Mercury y Brian May, convirtiéndose incluso en un himno en América del Sur.
Somebody to Love
A pesar de que se hizo para seguir los pasos de la incomparable «Bohemian Rhapsody», la pieza central climática de «A Day at the Races» es cualquier cosa menos una secuela a medias. De hecho, «Somebody to Love» comparte poco con su predecesor más allá de múltiples secciones y grandes ambiciones. Freddie Mercury y Queen esencialmente llevaron sus voces de coro registradas desde el teatro de la ópera hasta el púlpito de la iglesia en una muestra santificada de devoción terrenal inspirada en la música gospel estadounidense.
My Melancholy Blues
Otro escaparate excelente para la interpretación pianística sublime de Freddie Mercury, «My Melancholy Blues» es una de las canciones más distintivas del canon de Queen. Está su enfoque inusualmente discreto, similar al jazz y la instrumentación espartana. Solo Mercury en el piano, John Deacon en el bajo sin trastes, Roger Taylor en las escobillas y ninguna señal del guitarrista Brian May. Pero también encuentra a Mercury en una mentalidad moderada y confesional totalmente en desacuerdo con su personalidad de dios del rock más grande que la vida.
Mustapha
La volea de apertura del álbum de «Jazz» de 1978, «Mustapha», es un escaparate brillante de las acrobacias vocales de Freddie Mercury respaldadas por todo el conocido poder del rock pesado de Queen y un raro vistazo a su herencia parsi típicamente minimizada. La letra de la canción que rasca la cabeza es en parte un galimatías irónico y en parte una mezcla de palabras en inglés, persa y árabe hiladas en el propio esperanto musical de Mercury, también conocido como el idioma universal del rock.
