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Meridion y «Caverns»: La oscuridad del sur profundo

El segundo álbum de la banda de death metal chilena ofrece dos movimientos claros dentro de una misma propuesta.

Meridion Web

Publicado por el sello mexicano Iron, Blood and Death Corporation, llega “Caverns”, el segundo álbum de los nacionales Meridion. Se trata de un registro que bordea los 40 minutos y ofrece dos movimientos claros dentro de una misma propuesta.

El primero está anclado en el death-black con mucha muralla sónica y atmosférica. No es de fácil digestión, de buenas a primeras, sin embargo poco a poco el disco gana en texturas y densidad. Pareciera que el caos inicial de “Empty Altars” se abre hacia otros paisajes con “Darkness Unleashed”, lo cual no es una metáfora cuando reparas en que el detonante creativo de su música está en la oscuridad del sur profundo chileno y el imaginario de los pueblos primordiales. Aquello lo dejaban claro en su disco anterior, “Rise from the South” (2018) y lo refuerzan ahora con un salto de calidad evidente.

Meridion y «Caverns»

Sin temor a los medios tiempos ni a los matices vocales, menos aún al notable aporte de teclados y vientos, “Caverns” adquiere una personalidad aplastante. Lo cual se termina de comprobar en “Consecration”, tema que divide el disco en dos hemisferios y en el que más resalta la buena producción del álbum en general: guitarras y bajo bien aserruchados que no obstante dejan aire a una percusión sólida, de recursos bien definidos y pocos aspavientos. Meridion no se guarda nada y va tamizando su death metal con numerosos detalles dramáticos, como la excepcional “Behold Man from Monteverde”, de casi siete minutos delirantes que quedan retumbando en el cráneo por su atmósfera y narrativa.

Mención aparte al trabajo vocal: pura potencia, tanto en los énfasis como en el diálogo con la variedad de coros. Algunos son bastante espeluznantes, por lo demás.

Meridion es death metal, sin duda, y tiene todo lo que los patrones del género exigen, pero se las arregla para entregar algo más en un trabajo lleno de buenos momentos. “Caverns” es ambicioso y está sustentado en el oficio de sus músicos, como debe ser.

Cabe destacar que entre su primer álbum y el segundo pasaron seis años, tiempo de fragua y maduración musical necesarios para lo que debiera ser el gran (a)salto, el siempre tan decisivo tercer disco. Tienen todo para hacerlo bien.


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