Si hay un momento que resume el caos de Keith Moon y la combustibilidad de The Who en su mejor momento, es la infame actuación de la banda en The Smothers Brothers Comedy Hour. Elhito ocurrió el 17 de septiembre de 1967, en CBS Television City en Los Ángeles.
Es una noche llena de apariciones controvertidas en televisión y para la atribulada cadena CBS. Unas horas antes, al otro lado del país, en CBS-TV Studio 50 en la ciudad de Nueva York, The Doors aparece en The Ed Sullivan Show y cantan «Light My Fire». Jim Morrison ha aceptado cambiar la línea «Girl we could’t get much higher» para la transmisión en vivo. Pero la acentúa en su lugar, y a The Doors se les explusa del programa.
De vuelta en Hollywood, los músicos convertidos en comediantes y luego en satiristas políticos, los Smothers Brothers, se están preparando para el segundo programa de su segunda temporada. Los invitados que asistirán al programa son Bette Davis, Mickey Rooney y The Who.
La banda tiene fama de realizar actuaciones en directo destructivas, pero eso no inmuta a los productores. Tommy Smothers había sido presentador en el festival de Monterey a principios de ese verano, donde había presenciado de cerca cómo The Who destrozaba el equipo mientras se encontraba en lo que más tarde llamó un «estado alterado de conciencia», y ahora da a la banda rienda suelta para que traten sus instrumentos como crean conveniente.
Keith Moon se toma esto como un reto personal. Tiene un pequeño cañón lleno de pólvora detonante teatral junto a su equipo y, según las normas del sindicato local, no se le permite llenarlo él mismo, pero carga el cañón con una carga adicional cuando los técnicos no están mirando.
El director de cine Jeff Stein, que utiliza el clímax del set como apertura del muy querido documental de The Who The Kids Are Alright, cuenta una historia ligeramente diferente. «Era 10 veces la cantidad legal de pólvora que se permite utilizar en un estudio de sonido», dice Stein. «Keith sobornó a un ayudante de escena y creo que lo emborrachó».
Las cámaras están grabando, Bette Davis interpreta a la reina Isabel I de Inglaterra en un sketch, Mickey Rooney hace un dueto con Tommy y Dick Smothers y el comediante Pat Paulsen ofrece una charla política sinuosa. Y luego llega The Who.
Después de hacer mímica del nuevo single I Can See For Miles, tocan My Generation. Cuando la canción llega a su clímax, Moon patea su batería desde el pedestal y Townshend intenta atomizar su guitarra, metiendo el clavijero en su amplificador antes de lanzarlo al aire.
Y luego se produce la explosión. Un destello enorme. El estudio tiembla. La cámara se tambalea. El escenario se llena de humo. Y entre nubes ondulantes, Townshend aparece en escena a trompicones con un dedo atascado en la oreja y el pelo erizado, como Wile E. Coyote después de ser detonado por el Correcaminos. Es él quien está más cerca de la explosión y paga el precio más alto. “Mi pelo se incendió”, dijo Townshend más tarde. “Y mi audición nunca volvió a ser la misma”.
Moon también está herido. La explosión envía metralla de platillo atravesándole el brazo, mientras que Roger Daltrey, que sabe lo que viene, ya se ha retirado a una posición ligeramente menos peligrosa en el escenario. John Entwistle, mientras tanto, parece completamente despreocupado, apenas reacciona mientras el caos estalla a su alrededor.
Tommy Smothers entra al set con su guitarra acústica, aparentemente para restaurar algo de orden. Pero la violencia continúa cuando Townshend se la arrebata y la arroja al suelo. “Todo el mundo estaba tan sorprendido”, recordó Tommy Smothers, años después. “Cuando Townshend vino y agarró mi guitarra, yo estaba ocupado simplemente viendo dónde estaban los cuerpos, viendo si alguien estaba herido. Él tomó la guitarra, y la gente seguía diciendo: ‘¿De verdad arruinó tu guitarra? ¡Parecía tan real!’ Y yo decía: ‘¡Bueno, era real! ¡Estaba muy confundido!'»
Los rumores de que Bette Davis reaccionó a la explosión desmayándose en los brazos de Mickey Rooney detrás del escenario fueron desmentidos por los hermanos Smothers, pero fue un momento que dejó su marca en todos los que lo vieron, y sirvió de inspiración a una generación de músicos en ciernes atraídos por el lado más salvaje del rock’n’roll.