En Palabras Sacan Palabras, Andrea Moletto y Álvaro Paci conversaron con Manuel Canales, investigador y sociólogo, quien analizó la escena política presente en el 18-O y posterior, hasta llegar a la actual.
Más allá de octubre
Canales comenzó reflexionando acerca de lo que ha sido más allá de octubre, en donde menciona que “vemos solo esfuerzos fallidos. Partiendo por el propio octubre, que prontamente muestra su impotencia histórica, en el sentido que nunca trajo un proyecto ni una respuesta”.
“Habría que preguntarle a los que deben responder por qué desde entonces no ha mejorado nada. Después de octubre no estamos mejor, pero, ¿eso de quién es responsabilidad? ”, planteó.
“Ya hemos tenido respuestas de derecha y de izquierda y es evidente que ni uno ni otro han podido representar los intereses que llevaron a octubre y que son posteriores y siguen siendo la demanda actual”, agregó.
La falta de visión
El sociólogo recuerda que en el año 2019 “el Presidente Piñera pedía perdón por la falta de visión”, la cual no habría permitido prevenir las demandas sociales.
“Eso mismo lo que están fallando ahora, vuelven a pecar con lo mismo, que ya pidieron perdón. Es falta de visión de la clase dirigente. El pretender interpretar de modo tan mezquino y tan pobretón un acontecimiento histórico”, complementó.
“Hubo una voluntad de responder de algún modo a las demandas sociales de octubre, que son aquellas de las cuales nunca se volvió a hablar. Como las demandas de salud, empleos con salarios no sacrificiales, la demanda de los jóvenes que tienen títulos profesionales y tienen que trabajar por disponibilidad”, manifestó.
Para Canales existe un estancamiento, en el cual menciona que “nadie tiene proyectos. La clase dirigente ya mostró que no tiene repertorio”.
La postura de los actuales gobernantes en 18-O
“Creo que nadie tiene una propuesta alternativa. Ni los que hoy día dirigen, ni otros que pudieran dirigir en su reemplazo tienen algo que plantear al respecto”, planteó respecto a la mirada política frente a las demandas vigentes.
“Yendo al caso del gobierno del Presidente Boric, yo creo que siempre tuvo una mezcla entre entender esa demanda y el más bien identificarse con lo que fue el espíritu de la primera Constituyente, que es otro acto que toma fuerza en octubre pero que es exterior”, manifestó.
Ante la visión que tenían los actuales gobernantes en ese tiempo, el sociólogo planteó que “creo que interpretaron las preguntas de octubre en clave de los planteamientos que ellos traían, en clave progresismo. No vinculados estrictamente a los socioeconómicos: feminismo, ecologismo, indigenismo.”. “Las prioridades de octubre no son esa agenda”, afirmó.
Un país clasista
“Uno sigue como ese principio básico de que somos desiguales, de que hay dos tipos de miembros del fundo, dos familias, dos estirpes”, comenzó planteando Canales, frente a las diferencias de clases en Chile.
“Eso es la forma de Chile y explica el clasismo. Todas las personas están contínuamente jerarquizándose, pulsando por subir el estatus y no caer. En el fundo o eras de la familia o eras gente, número”, agregó.
El investigador apuntó a que “en ese sentido permanece el fundo de los apellidos. No es de los méritos, no es liberal, no es moderno, no es burgués, no es capitalista, es enteramente casi feudal”.
Señaló también que “tienen una pretensión étnica, que es lo más maldito de esta constitución social, de sentirse superiores”. “De ahí vienen los apellidos: Cubillos, Hermosilla o ahora Monsalve, como se le acusa. Hasta el “pelado” Rojas Vade puede integrarse en la memoria de estos fallos tan notorios de quien toma la bandera de representar”, aseveró.
“El que se para frente, en este país, tiende a quemarse, porque probablemente no hay un fondo sólido que oriente las actividades y estamos jugando en superficie, por eso el bloqueo político, por eso todo se desarma finalmente”, enfatizó Manuel Canales.
¿Dónde debe poner atención la clase dirigente?
Manuel Canales priorizó los puntos que tendrían que atender los gobernantes, asegurando que “lo primero es asumir la crisis, que la crisis no es primeramente la de seguridad, sino la crisis de cohesión social”.
“Segundo es asumir que hay que ir avanzando hacia 15 o 20 años”, señaló, asegurando que los cambios serán paulatinos. Como tercer punto sería “reconocer la demanda de octubre, hacerla objetiva”