En Palabras Sacan Palabras, Álvaro Paci y Andrea Moletto conversaron con Martín Hilbert, profesor de la Universidad de California y experto en big data e inteligencia artificial, sobre las herramientas actuales de IA, sus riesgos y avances.
El académico explicó que uno de los usos más comunes de los chats de inteligencia artificial es como editor. «Se usan para escribir trabajos, tareas, correos electrónicos, WhatsApp, entre otros», comentó.
Además, Hilbert mencionó un uso más curioso de estas herramientas. «La gente hace juegos de rol sexuales con ellas». También aseguró que algunos «se enamoran de estas máquinas». Aclaró que “el mayor peligro de la IA no es que se conviertan en algo como ´Terminator´, sino que las personas lleguen a enamorarse de ellas».
Jóvenes y la IA
Hilbert explicó que «los algoritmos de recomendación de las redes sociales son inteligencia artificial». Sin embargo, señaló que «ahí lo programan las compañías». Añadió que «todo esto son extensiones de la mente».
Respecto a las redes sociales, comentó que fueron el primer contacto de muchos con la inteligencia artificial. Señaló que «no es un tema resuelto» y que su impacto sigue siendo un desafío.
El académico también advirtió que los jóvenes son los usuarios más frecuentes de estas aplicaciones. «El peligro más grande es con la intimidad, es la nueva atención», afirmó.
Hilbert explicó que los adultos «no están bien preparados para una superinteligencia tan grande, que incluso se puede ver en las redes sociales». Mencionó que: «a quién no le ha pasado que antes de acostarse quiere ver solamente un video en Instagram y termina mirando dos horas».
Finalmente, destacó que «los algoritmos pueden llevar a los adultos a actuar contra su voluntad». La situación anterior sería aún más compleja en el caso de los jóvenes, según comentó.
Regulación
Hilbert comentó que «hay que regular también, estas tecnologías son productos de consumo». Añadió que, si los algoritmos de recomendación causan daño, es necesario «fiscalizar» su uso.
El experto también señaló que «los algoritmos de recomendación fallan un 10%», un porcentaje que consideró alto.
Respecto al uso de estas tecnologías, afirmó que «lo más importante es aprender a usarlas». Explicó que «la máquina no puede no pensar, a diferencia del humano», ya que esa acción de «no pensar está en la conciencia pura».
El académico concluyó que «al final, como tenemos millones de páginas web, en el futuro vamos a tener millones de agentes inteligentes».