En Palabras Sacan Palabras, Andrea Moletto conversó con José Andrés Murillo, presidente de Fundación Para la Confianza, sobre el abuso sexual en la intimidad, la confusiones que generan los abusadores y cómo las asimetrías de poder permiten que estos actos se normalicen.
Caso Monsalve
El caso Monsalve fue un claro ejemplo para Murillo de cómo las asimetrías de poder se imponen incluso en contextos laborales. En esta línea, resalta que el abuso de poder trasciende la política y va más allá del género. Llegando a terrenos en donde el consentimiento se ve vulnerado.
“Cuando uno ha sido expuesto de esa forma, en algunos momentos se cuestiona: ‘si, la verdad es que debería haberme quedado callado y haber vivido esto solo’, porque pareciera que esa exposición genera una sensación de vergüenza, de culpa, un montón de cosas. Pero al mismo tiempo hemos visto que aumentan las personas que quieren denunciar, porque se identifican con esa situación de víctima y denuncian. En las estadísticas están y nosotros lo vemos”, explicó Murillo.
En relación al fútbol, Murillo sostuvo que el abuso de poder en estos ámbitos tiene una raíz patológica, alimentada por la idea de que ciertos individuos están por encima de las reglas debido a su estatus. “Cuando hay alguien a quien todos le hacemos creer que está por sobre los demás. Como pasó en el mundo religioso con los curas, a quienes se les hace sentir que son santos. O como pasa también con las personas que tienen poder económico o por su situación educacional. Personas que sienten que están por encima de los límites, evidentemente ese poder se puede volver patológico”.
Gisèle Pelicot, el caso francés
Otro caso que tocó a Murillo fue el de Gisèle Pelicot, una mujer francesa que denunció abusos por parte de su esposo y otros hombres.
Este caso, donde la sociedad suele minimizar la gravedad del abuso por la presunta simetría de los involucrados, destaca cómo la falta de validación de la víctima refuerza la impunidad del agresor, “porque normalmente, en la sociedad, antes solamente se consideraba abuso cuando había fuerza física, si no hubo fuerza física, entonces no hubo abuso. Entonces hubo un tipo de consentimiento, aunque sea tácito”, explicó.