Siempre vuelven a decir que el rock estaba muerto. Y en la siguiente lista de lo mejor del año, comprobamos todo lo contrario.
A medida que el año se acerca a su fin, en la 88.9 repasamos estos 12 meses de canciones de rock de peso pesado que reafirmaron nuestra fe en el género. Este año vimos lanzamientos atronadores de gigantes del heavy metal. También himnos de blues-rock contundentes. Sentidas reflexiones y reuniones que desafían la edad. Y eso es solo la punta del iceberg.
A continuación, las 20 mejores canciones de rock de 2024, según Futuro.
The Cure – Alone
El primer álbum de The Cure en 16 años tarda en empezar. «Este es el final de cada canción que cantamos», canta Robert Smith a los tres minutos y medio del tema de apertura y sencillo principal «Alone». Es un lento y majestuoso detonante introspectivo. Y prepara el terreno para un álbum que resume simultáneamente la carrera de la banda y los lleva a un territorio inexplorado. Smith invoca un «lamento con voz quebrada para llamarnos a casa». Pero a los 65 años, suena tan anhelante y poderoso como siempre.
Jack White – That’s How I’m Feeling
Jack White saltó al estrellato como un renovador del blues-rock, pero su verdadero superpoder siempre ha sido su capacidad para imbuir estas raves de garage-rock con ganchos pop descarados. Un buen ejemplo es «That’s How I’m Feeling», el sencillo principal de su álbum No Name, editado por un grupo de guerrilla. El grito salvaje de White atraviesa las guitarras irregulares, pero la dinámica fuerte-suave y el ritmo listo para la pista de baile le dan una calidad pegadiza irresistible. White no tiene por qué sonar tan vital 25 años después de que los White Stripes lanzaran su álbum debut. Pero no nos quejamos. Esto tiene cojones.
David Gilmour – The Piper’s Call
«The Piper’s Call» es una historia que advierte sobre los peligros de la fama, escrita por alguien que ha pasado más de medio siglo manteniendo a raya a los perros. La canción contemplativa comienza con delicados rasgueos de guitarra acústica y una voz susurrante de David Gilmour. Este advierte que «no se puede deshacer el vudú que se hace» e implora a los oyentes que «se mantengan alejados de las serpientes». La canción se va desarrollando gradualmente y llega a su clímax con un ardiente solo de guitarra, la proverbial Estrella del Norte que siempre ha enderezado a Gilmour cuando la industria amenazó con llevarlo por mal camino.
Pearl Jam – Dark Matter
La canción principal del duodécimo álbum de Pearl Jam va directo a la yugular con percusión marcial, riffs que hacen que te golpees los puños y voces salvajes de Eddie Vedder. Es una interpretación sudorosa y sin aliento que nos recuerda el apogeo de la banda a mediados de los 90. El productor Andrew Watt le da a la canción un brillo moderno y contundente, y el solo de guitarra abrasador de Mike McCready demuestra que los gigantes del rock alternativo no han perdido ni un ápice de su fuerza.
Billy Joel – Turn the Lights Back On
Billy Joel abandonó la música pop después de «River of Dreams», de 1993, convencido de que no tenía nada más que decir. Treinta y un años después, regresó con «Turn the Lights Back On», una balada reflexiva de piano en la que se pregunta abiertamente si ha perdido su ventana de oportunidad. La canción captura a Joel en modo baladista clásico de los años 70, con su voz desgastada pero todavía robusta. La entusiasta recepción del debut en vivo de la canción en los Grammy de 2024 aplastó cualquier duda sobre si el público todavía lo aceptaría.
The Black Crowes – Wanting and Waiting
Hay algo emocionante en un par de profesionales experimentados que retoman el tema justo donde lo dejaron y suenan igual de bien. Ese es el caso de «Wanting and Waiting», el sencillo principal de Happiness Bastards, el primer álbum de estudio de los Black Crowes en 15 años. Los hermanos Chris y Rich Robinson ofrecen su boogie blues-rock patentado con soul y arrogancia, combinando voces atrevidas y riffs chispeantes con florituras de teclado y palmas pop. Amigos, les rogamos: no nos dejen con ganas y esperando otros 15 años.
Judas Priest – The Serpent and the King
Si buscas grandeza progresiva o baladas épicas, hay muchas canciones en el catálogo de Judas Priest para saciar tu apetito. «The Serpent and the King» no es una de ellas. Los Metal Gods ofrecen cuatro minutos y medio de heavy metal puro y contundente, anclado en riffs rápidos, conmoción de bombo doble y el aullido de sirena de Rob Halford. Es una historia épica del bien contra el mal, contada con el veneno de la serpiente y la autoridad del rey.
Green Day – 1981
Desde que «American Idiot», de 2004, revitalizó su carrera, Green Day ha luchado (y a menudo sucumbido) a la tentación de convertir cada proyecto en una empresa enormemente ambiciosa. Incluso «Saviors» fue promocionado como su tan esperada reunión con el productor de larga data Rob Cavallo, y la tercera entrega de una trilogía espiritual que también incluye a «Dookie» y «American Idiot». Afortunadamente, Green Day aplaca estos impulsos descomunales en la descarada «1981», un himno punk de regreso a lo básico lleno de acordes potentes y coros para cantar a coro. Es Green Day tal como lo recuerdas, al menos una versión.
The Black Keys – Beautiful People (Stay High)
Dan Auerbach y Patrick Carney, de The Black Keys, hace tiempo que dejaron de pretender que actuaban como dúo. Y «Beautiful People (Stay High)» suena como un himno de rock alternativo de gran presupuesto digno de sus siete coautores acreditados, en particular Beck. Eso no es necesariamente algo malo. Los coros «na na na» y las contribuciones auxiliares de los metales y el teclado elevan el estilo funky de blues-rock de la canción. Puede que no sea un éxito literal para estadios, pero es el trabajo de una banda que salió orgullosamente del garaje hace mucho tiempo.
The Smile – Friend of a Friend
¿Es una excusa decir que «Friend of a Friend» suena positivamente beatlesca? La rama de Radiohead grabó su segundo álbum en Abbey Road Studios, y el tercer sencillo del álbum es una odisea de rock artístico retorcida. Anclada en la batería ágil de Tom Skinner y la voz cadenciosa de Thom Yorke. La letra se inspiró en imágenes de italianos cantando en sus balcones durante los confinamientos por COVID-19; las cuerdas culminantes ofrecen una reprimenda catártica al miedo y al aislamiento provocados por la pandemia. Sin embargo, «Friend of a Friend» termina con una nota de incertidumbre: una advertencia contra la complacencia y un interrogatorio sobre quién se beneficia en tiempos de crisis global.
Bruce Dickinson – Rain on the Graves
Lejos de Bruce Dickinson tomar el camino de menor resistencia. El primer álbum en solitario del líder de Iron Maiden en 19 años, The Mandrake Project, es otra epopeya de alto concepto sobre el abuso, la identidad, las luchas de poder y lo oculto. El sencillo de prelanzamiento «Rain on the Graves» combina la voz operística de Dickinson y su teatralidad irónica con riffs musculosos y ritmos propulsivos. Después de todo este tiempo, todavía suena sediento de sangre.
Slash feat. Brian Johnson & Steven Tyler – Killing Floor
Veinticinco años después de retirarse de Slash’s Blues Ball, el guitarrista finalmente comprometió su amor por el género para grabar su álbum de versiones estelares Orgy of the Damned. Está completamente en su zona de confort en esta versión del clásico del blues eléctrico de Howlin’ Wolf, tocando solos rápidos y sueltos y encajándose en un ritmo sin esfuerzo con sus compañeros de banda. Brian Johnson deleita con una voz conmovedora que muestra su registro grave y ronco, y una interpretación de armónica invitada de Steven Tyler agrega coraje y seriedad adicionales.
Blink-182 – All In My Head
Los miembros de Blink-182 pueden tener más de 50 años, pero aún abordan las complejidades de la mayoría de edad, como la mayoría de las bandas. «All in My Head» recorre el territorio familiar del pop-punk, pero aborda las ansiedades de confiar en alguien dentro de una relación y no perder el control sobre los problemas proyectados. La canción alcanzó el puesto número 7 en la lista Alternative Airplay.
Jerry Cantrell – Vilified
El álbum «Brighten» de Jerry Cantrell de 2021 estaba plagado de temas vibrantes, hipnóticos y en su mayoría acústicos, pero su último sencillo, «Vilified», está muy lejos de eso. Tiene la misma onda oscura y monótona por la que siempre hemos conocido y amado a Cantrell; es simplemente lo que mejor hace. Teniendo en cuenta que su próximo disco se titula I» Want Blood», el sonido visceral de «Vilified» fue una representación sonora bastante buena de lo que obtuvimos.
Dream Theater – Night Terror
Dream Theater emocionó a los fans cuando anunció el regreso del baterista cofundador Mike Portnoy en 2023. Y apaciguó las dudas que aún persistían sobre reavivar su antigua chispa con «Night Terror». El gigante de 10 minutos que anticipa Parasomnia de 2025 gira y gira con una precisión vertiginosa, lleno de solos de guitarra que hacen girar la cabeza y firmas de tiempo que cambian en un instante. Portnoy se presta al caos del metal progresivo, pero sus fillers castigadores y ritmos elegantes recuerdan a los oyentes que es un rockero de corazón. Es bueno tenerlo de vuelta.
Smashing Pumpkins – Sighommi
El catálogo de Smashing Pumpkins es un estudio de dualidad, que alterna entre el hard rock explosivo y metálico y el art-pop experimental y brillante. «Sighommi», el sencillo principal de «Aghori Mhori Mei», se ubica en la primera categoría. Lleno de ritmos ágiles y traqueteos de guitarra que hacen crujir los huesos. La mueca melódica de Billy Corgan es la guinda del pastel, ya que le da a «Sighommi» una sensación intangible de nostalgia incluso cuando sus guitarras chocan como olas contra la costa rocosa.
Gojira – Mea Culpa (Ah! Ça Ira!)
Fue EL momento del año y de lo único que se hablaba en todo el mundo desde la ceremonia de apertura de los Juegos Olímpicos en París, Francia. Gojira, encaramado en lo alto de los balcones del castillo, tocó un metal rítmico brutal con gritos, disonancia y, sí, ¡hasta un colapso! Una canción de rebelión, acentuada por docenas de figuras de un Mario Antonieta decapitado y serpentinas de sangre, Gojira logró lo más metalero que jamás haya sucedido. «Mea Culpa (Ah! Ça Ira!)» cuenta con la cantante de ópera Marina Viotti, quien, para los modestos normies mainstream, agrega una tonelada de credibilidad al metal extremo. Si es una opción adecuada para la ópera y la orquestación, tal vez pueda ayudar a los detractores a darse cuenta de que el metal no es solo ruido después de todo.
Linkin Park – The Emptiness Machine
De todas las canciones de «From Zero», Linkin Park no pudo haber elegido un mejor single para encabezar su regreso. A muchos fans les gustó el hecho de que comenzara con la voz de Mike Shinoda, lo que permitió que la nueva covocalista Emily Armstrong brillara por sí sola después del primer estribillo. Parecía que, de alguna manera, le estaban rindiendo homenaje a la carrera de Linkin Park, y Armstrong demostró que su versátil voz encaja perfectamente con el resto de la banda. La canción superó las expectativas, por decir lo menos. Sonaba como el antiguo Linkin Park, pero al mismo tiempo estaba muy claro que el próximo capítulo de la banda será fuerte y, con suerte, duradero.
Opeth – §1
¡Han vuelto! Los gruñidos de Mikael Akerfeldt, claro. Y aunque, sí, este es un momento triunfal con uno de los mejores en el negocio rugiendo nuevamente en material de estudio, esa no es la única parte emocionante de esta apertura del nuevo álbum conceptual de Opeth, «The Last Will and Testament». Tenemos la primera parte de esta oscura historia y nuestro primer adelanto del nuevo baterista Waltteri Vayrynen. Quien demuestra ser digno de su papel en este respetado grupo veterano. Fue un adelanto bastante tentador para el primer álbum de Opeth en cinco años.
Serj Tankian – A.F. Day
En medio de la promoción de sus memorias, de sus enfrentamientos con Imagine Dragons y de la desalentadora pausa de System of a Down, Serj Tankian encontró tiempo para lanzar una nueva canción increíble: “A.F. Day”. Extraída de su próximo EP Foundations, “A.F. Day” (“Another Fucking Day”) fue escrita originalmente para SOAD. Y muestra al vocalista/letrista incorporando su temperamento característico en estructuras melódicas y musicales relativamente accesibles. Sin embargo, eso está lejos de ser algo malo. El resultado es muy convincente. Ya sea en solitario o con una banda, Tankian sigue siendo un creador único.