«Mis Memorias de Memoria» de Javier Luis Egaña es un viaje histórico y personal, en el cual nos lleva desde su infancia hasta hoy, entrelazando su vida con hitos de Chile. El libro destaca momentos de su vida como su experiencia durante el 11 de septiembre de 1973, cuando era un joven abogado del Banco del Estado, su trabajo en la Vicaría de la Solidaridad y su rol como embajador de Chile en el Vaticano, entre otros sucesos.
En Palabras Sacan Palabras, Andrea Moletto y Álvaro Paci conversaron con Javier Luis Egaña, abogado y actual Presidente del Directorio de la Fundación de Documentación y Archivo de la Vicaría de la Solidaridad, a propósito de este nuevo libro que relata sus memorias.
Egaña recordó parte de su trabajo. «Fui encargado de asuntos especiales de la Presidencia. Hicimos muchísimas cosas con el Presidente Lagos. Se abrió la puerta de Morandé 80», señaló, reflexionando que «ahora, siento que me aprovechan poco. Trabajo en la Oficina Nacional de Asuntos Religiosos y veo que pasan momentos significativos y que a uno no lo aprovechan».
Vicaría de la Solidaridad
Sobre la Vicaría de la Solidaridad, Javier Luis Egaña aprovechó para relatar sus inicios. «Cuando se produce el Golpe de Estado se inicia una situación muy dramática para miles de chilenos. Esa situación la enfrentan varias de las Iglesias encabezadas por el cardenal Raúl Silva Henríquez y se crea un comité de ayuda a la gente que está con problemas, que dura hasta finales del año 75, cuando el General Pinochet le exige al cardenal que lo cierre».
«El cardenal, cuando ve que empiezan a detener a funcionarios del comité para presionar su decisión, opta por decirle que cerrará el comité, advirtiendo que crearía una vicaría episcopal que depende del Arzobispo de Santiago. Un organismo de la Iglesia Católica con la que el Régimen militar no quería conflicto», añadió.
Así, según cuenta el abogado, la Vicaría de la Solidaridad se crea el primero de enero de 1976, donde Egaña fue nombrado secretario ejecutivo. La institución duró hasta 1992 y posteriormente se crea la Fundación de Documentación y Archivo de la Vicaría.
Hornos de Lonquén
Durante la entrevista, Javier Luis Egaña también contó uno de los hitos más importantes de la Vicaría: El hallazgo de restos de detenidos desaparecidos en Hornos de Lonquén.
«El año 1978 se decretó el Año Internacional de los Derechos Humanos. Se hizo una gran programación que culminaba con el Simposium internacional sobre DD.HH. Llegaron a Chile 45 personalidades del mundo para participar», contó el abogado.
Egaña cuenta que, días antes del comienzo del simposium, «aparece Don Inocencio, un caballero que pidió hablar con el vicario. Él dijo que hace 4 años buscaba a su hijo y que recorrió pozos y minas. Contó que encontró unos hornos en Lonquén donde los campesinos del lugar decían que enterraron gente».
«En ese entonces se hablaba de ‘presuntos detenidos desaparecidos’, con la maldita palabra ‘presuntos’ al inicio, porque no se sabía nada», reflexionó.
Javier Luis Egaña cuenta que «mandamos a dos personas a indagar y vieron caer restos de ropa, zapatos y huesos. Volvieron contando lo que encontraron. Yo fui de la línea de que no había que destaparlo antes del simposium, porque el Gobierno iba a decir que nadie nos iba a creer, que organizamos este simposium para destapar esto».
«Se siguió escarbando. Se recuperaron dos calaveras. Durante todo el simposium, que duró una semana, yo tuve en el escritorio de mi oficina con llave guardadas las dos calaveras. Terminado el simposium formamos una comisión y finalmente aparecieron los cuerpos de los detenidos de Paine. Desde ahí, lo que se borró para siempre es la palabra ‘presunto'», contó.
Doña María y su maleta
Javier Luis Egaña recordó también una anécdota que, a su juicio, grafica perfectamente el drama de los familiares de detenidos desaparecidos: «Ellos llegaban a la Vicaría. Se sentaban en unos bancos a esperar noticias, por si acaso alguien decía algo. Yo los saludaba todos los días porque mi oficina estaba al fondo».
«Un día veo a una señora que estaba siempre en la misma parte, con una maletita sobre sus rodillas. Me acerco a saludarla y le digo que tengo una curiosidad. Le pregunté qué tiene en su maleta. Me dijo que ahí tiene la muda de su marido», relató.
La mujer dijo: «Piense usted que mi marido se fue con lo que tenía puesto. Se lo llevaron detenido y nunca ha podido cambiarse. Así que yo le tengo planchada su camisa, su pantalón, su ropa interior. Está lista. Apenas nos diga dónde están, yo corro y le paso la maleta para que pueda cambiarse. Él lo va a agradecer».
Egaña cuenta que en su libro «Mis Memorias de Memoria», la mujer lleva por nombre «María». «Refleja muchísimo a esas esforzadísimas mujeres de los detenidos desaparecidos a quienes yo les tengo mucho aprecio. Doña María murió. Y nunca pudo entregar su maleta. Tantas familias que, aún hoy, dicen que en algún minuto podrán encontrar al menos los restos para saber dónde ir a llorarlos o llevarles una flor», agregó.
Finalmente, el Presidente del Directorio de la Fundación de Documentación y Archivo de la Vicaría de la Solidaridad concluyó reflexionó que «los chilenos y chilenas tenemos que tomar conciencia de que no es un problema de un grupo u otro. Chile necesita tranquilidad para esas familias y encontrar los restos de sus familiares que fueron brutalmente sacados de sus hogares y nunca más volvieron».
«Mis Memorias de Memoria» está disponible a través de la tienda online de editorial Pehuén y en librerías seleccionadas.