Hace más de dos décadas, cuando el hip-hop y la electrónica tomaron el control, la gente se ha estado preguntando si el rock finalmente estaba muerto. Y parecía un poco verde en 1998, después de esa serie de grandes decepciones de grandes sellos discográficos como Hole, R.E.M., Smashing Pumpkins y Marilyn Manson. Pero justo cuando se podía pensar que todo había terminado, aparece la caballería, armada con Les Pauls, cortes de pelo y actitudes, para rescatar, resucitar y revivir el buen y viejo rock ‘n’ roll de tres acordes.
¿Y quién lo hubiera pensado? Resulta que los salvadores de la música no son otros que Black Crowes de Atlanta, cuyos últimos álbumes de jams letárgicos y cargados de droga no han insuflado exactamente nueva vida al rock en el último tiempo.
Afortunadamente, dejaron el bong, y a algunos miembros , junto con recuperar el pulso en «By Your Side», su quinto álbum. Todo este cambio no ha hecho más que bien a los Crowes. Apenas dos semanas después de 1999, publiaron un CD que fue uno de los mejores álbumes de ese año.
Tal vez sea porque suena muy parecido a algunos de los mejores álbumes de otros años. Tiene el pub rock de «Every Picture Tells A Story» de Rod Stewart. El estilo funky de «Sticky Fingers» de The Rolling Stones. Y el boogie blues de «Get Your Wings» de Aerosmith.
Claro, es la misma veta que los Crowes han estado explotando de vez en cuando desde el primer día, pero esta vez habían encontrado la veta madre.
La reestructuración de la banda pareció haber impulsado a los co-líderes Chris y Rich Robinson a centrarse. Y estuvieron a la altura del desafío admirablemente. Las líneas de guitarra de Rich, al estilo de Chuck Berry, son afiladas y punzantes. Son el motor que impulsa estas melodías desenfrenadas.
Mientras tanto, Chris canta cada línea como si estuviera vestido de pies a cabeza con satén, boas de plumas y turquesa. Lo cual, pensándolo bien, probablemente sea así.
¿Y por qué no debería vestirse como un rockero clásico?
Todo el disco está adornado con rock clásico. Desde la ardiente línea de guitarra de Keith Richards de la canción principal «Go Faster» y las líneas de trompeta «Stax/Volt de Only A Fool» hasta las letras hippies de Chris Robinson.
Sin embargo, el verdadero secreto de su éxito (y el mayor atractivo) es la instrumentación. Pista tras pista de órgano Hammond B-3, pedales wah-wah, guitarras slide, coros conmovedores y palmas.
No hay una caja de ritmos, un loop de cinta o un sample de moda a la vista. Solo canciones reales tocadas por músicos reales con instrumentos reales.
En aquellos días comenzando 1999, cuando el scratching de platos y los efectos de sintetizador campeaban, esto fue un soplo de aire fresco bienvenido y muy necesario. Y un clásico de los Black Crowes antes de cambiar de siglo.