Cuando en los años ‘30 se estrenó nuestra Primera División, Santiago National ya era viejo. Lo apodaban “El Decano” y nunca pudo quitarse de encima esa imagen de ser un club de otra época. Hoy su recuerdo asoma confuso y casi fantasmal, pese a ser uno de los 8 padres fundadores del profesionalismo y haber disputado 10 torneos en Primera.
Pero en verdad, asoma injusto reducir la historia de esta noble institución a su triste paso por el fútbol rentado.
Fundado el 10 de abril de 1900, el Santiago National Football Club fue uno de los primeros promotores del deporte en la capital. Entonces se pensaba que la actividad física podría curar enfermedades sociales como el alcoholismo y la pereza. “Este club se ha impuesto la misión de contribuir por todos los medios a su alcance a desarrollar el gusto por los juegos atléticos, que constituyen un poderoso atractivo en las sociedades europeas”, consignaba la prensa.
Precisamente, el National había nacido por iniciativa de ex alumnos de los Padres Franceses, retornados tras iluminadores años sabáticos en Londres y París. Allá quedaron impresionados por la saludable novedad del sport. Pronto encontraron un hogar en las precarias canchas del Club Hípico, donde consiguieron permiso para jugar a la pelota entre las carreras para mostrarles sus pichangas a los apostadores.
El “Decano” vestía camiseta listada blanquirroja y pantalones negros. Era un club de aristócratas, pionero en fomentar la disputa de amistosos con cuadros de provincia y en tener un padrón de socios, quienes se movilizaban en largos viajes por la zona central. Pronto se convirtió en animador de las incipientes ligas metropolitanas. No era un multicampeón, pero en el ambiente se lo respetaba.
Por su currículum, en 1933 pareció justo que los listados participaran del proyecto para transparentar el fútbol rentado en Chile. Sin embargo, ya esas alturas el club estaba pasado de moda. Su arrastre era escaso, no tenía cancha propia y su rendimiento siempre fue regular tirando para pésimo.
Con el paso de los años, empezó a ser colista perpetuo y convertirse en un lastre para el torneo. Entre 1940 y 1941 tuvo un frustrado proceso de fusión con el Juventus capitalino, junto al cual protagonizó sus mejores campañas. Pero incluso la clase alta ya había abandonado al Decano para atrincherarse en los pijes del Green Cross. En la foto que abre la nota vemos precisamente un partido entre ambos conjuntos hoy extintos, jugado en el también desaparecido Fortín Mapocho de Av. Balmaceda.
En los años ‘40, los dirigentes decanos recurrieron a infinitas triquiñuelas para evitar su descenso. El medio comenzó a odiar al club y a implorar por su expulsión. En 1948 -último por enésima vez- fue obligado a marcharse luego de que el resto de los clubes votara su desafiliación de Primera.
Refugiado en el amateurismo, Santiago National resurgió en el estreno de la Segunda División en 1952. Sin embargo, sus campañas fueron nuevamente lamentables y en 1955 se fue del profesionalismo para no regresar jamás.
¿Y qué fue del National? En sitios de internet se afirma que entonces desapareció. No obstante, en una carta publicada en la revista Gol y Gol a mediados de los años 60, un viejo hincha emigrado a Canadá preguntaba por la suerte su equipo. La redacción, amablemente, le informaba que el sexagenario club seguía jugando en la Liga de Providencia. Y de ahí no se supo más.
Fotos: revista Estadio.