PUNTERO FANTASMA

La peor vergüenza de la U

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El “Ballet Azul” se desarmó en 1969. El despido del ídolo Leonel Sánchez simbolizó el fin de una era gloriosa, donde un cuadro que era realmente del montón sumó 6 estrellas y de un zuácate incluso pasó a competir en popularidad con Colo Colo.

Durante los años ‘70 los azules dejaron de aparecer en los primeros lugares de la tabla; alternaban campañas bastante decentes y algunas mediocres, pero los títulos se esfumaron.

La historia es archiconocida: deberían pasar 25 años para que la U reverdeciera laureles, con un terrible paso por Segunda División entremedio. Sin embargo, más allá del descenso en 1988, si queremos recordar la mayor vergüenza del club debemos retroceder algunos años. Para ser más precisos, a abril de 1983.

El director técnico azul era don Fernando Riera. Tan mal no le había ido en sus 4 años al mando: peleó dignamente el título en casi todos los torneos e incluso logró un añorado regreso a la Libertadores. Sin embargo, en esos años turbulentos muchos profetas del llamado “fútbol empresa” pensaban que sus conceptos estaban añejos y exigían a un DT resultadista.

A una racha de malos resultados en la Copa Polla Gol se añadió el conflicto entre Riera y Miguel Ángel Gamboa, que terminó con la estrellita marginada del plantel. Y entonces sobrevino una de las peores ordinarieces que recuerde la historia del fútbol chileno.

El lunes 28 de abril, en La Moneda, el presidente de la comisión de fútbol de la Corfuch y Procurador General de la República, Ambrosio Rodríguez, rehabilitó a Gamboa y despidió sin más a Fernando Riera. Al día siguiente, en las mismas oficinas donde se perseguía judicialmente a los enemigos de la dictadura, firmó el nuevo técnico azul: Luis Santibáñez, quien el año previo había sido cesado de la Selección y de la UC, y que ya tenía un acuerdo de palabra para irse a dirigir a Regional Antofagasta (que había sumado a 8 mil nuevos socios para solventar su inminente llegada).

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Todo fue un escándalo. La barra de la U se sublevó contra su líder, el entonces famoso “Chuncho” Martínez, quien insólitamente había sido consultado para “darle su visto bueno” a la contratación del DT: por años, el locuaz Santibáñez había sido uno de los tipos más odiados entre la hinchada estudiantil. La prensa consignó que esa noche, docenas de socios fueron la casa de Martínez para lanzarle sus carnets por la cabeza. Hasta hoy, resulta ignominioso que un club que había sido desmantelado por el gobierno de facto viera cómo un siniestro burócrata humillaba en el palacio de gobierno al entrenador de la Roja tercera del Mundo en 1962.

“Soy el canalla que todos desean tener”, vociferó Santibáñez en la conferencia de prensa donde se lo presentó. “Es lamentable, porque Fernando Riera es mi amigo”, susurró Ulises Ramos -eterno bombero de la banca de la U- resignado a asumir como ayudante de “Locutín” (la foto de arriba ilustra bastante bien cómo se sentía el pobre Negro ante esta bufonada). “El fútbol chileno está lleno de imbéciles”, declaró Riera, cerrando sabiamente la polémica.

Fotos: revista Deporte Total.

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